sábado, 15 de noviembre de 2014

Azealia Banks: Broke with Expensive Taste


Ha llovido mucho desde que en 2011 un tema llamado 212 (un superpelotazo capaz de poner a bailar a indies, poperos, chonis o hiphoperos) se convirtiese en el hit del momento y prácticamente del año. Pero no ha sido hasta hace bien poco (concretamente el pasado día 6; día en el que Azealia, “haciéndose un Beyoncé”, decidió colgarlo por sorpresa en iTunes), que la cantante ha publicado su primer larga duración. Dicen que lo bueno se hace esperar (¡que se lo digan a la pobre Sky Ferreira!). Y en este caso así ha sido.


Pero Banks no se ha estado precisamente quieta en los tres años que separan a 212 de Broke with Expensive Taste: ha colaborado con otros músicos (participando, por ejemplo, en Shady Love, el raruno pero adictivo tema de Scissor Sisters), ha publicado un EP (1991, compuesto por cuatro temas), un mixtape (titulado Fantasea), varios singles (la muy olvidable ATM Jam no ha pasado el corte y no aparece en este disco, afortunadamente) e incluso ha remezclado canciones como Blue Jeans, el clásico moderno de Lana Del Rey. Pero sobre todo le ha dado tiempo de alimentar su imagen de cantante difícil y problemática (es la reina de las peleas en Twitter; míticas son algunas de las que ha mantenido tanto con el que fuera su sello discográfico como con otros artistas o famosos).


En Broke with Expensive Taste (trabajo variado que se mueve con soltura en diversos géneros: R&B, Rap, Hip Hop, Pop) conviven algunas de sus viejas canciones (la ya mítica 212, Luxury, la rabiosa Yung Rapunxel) con nuevos himnos (Ice Princess se convirtió desde el minuto uno en una de las favoritas de los fans), temazos que sumar a su repertorio (Soda, Chasing Time, Miss Amor, Miss Camaraderie) y diversas extravagancias (“toda mi vida ha cambiado / estoy mejor cada día”, dice la rapera en la muy latina Gimme a Change; Nudes A-Go-Go, por su parte, se descubre como la más bizarra, yeyé y surfera).


Los más agoreros vaticinaban que Banks iba a convertirse en otra one hit wonder, pero los que teníamos esperanzas en la díscola cantante nos vemos recompensados con el que es, sin lugar a dudas, uno de los discos del año.

Lo mejor: Es más accesible de lo que esperaba.

Lo peor: Que haya tardado tanto en ser publicado. ¡Para la edición física ni siquiera hay fecha de salida!

Puntuación: 8/10.

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