Taylor Swift: 1989

Se podría decir que Red, el anterior trabajo de Swift, era un disco de transición. De transición entre su carrera como exitosa cantante de country/folk y la nueva Swift, más popera y desenfadada. También era el disco que contenía dos de mis canciones favoritas de la joven cantante y compositora: We Are Never Ever Getting Back Together y I Knew You Were Trouble. Dos melocotonazos (sobre todo el primero) como la copa de un pino.

Para este nuevo trabajo se ha rodeado de algunos de los productores y compositores más duchos en el género: Max Martin (Backstreet Boys, Justin Bieber, Nicki Minaj), Ryan Tedder (Adele, Leona Lewis, Rihanna) o Shellback (Pink, Britney Spears), mano derecha del primero. El resultado es un disco que se mueve entre el pop y el dance. Un disco en el que Swift sale de su zona de confort. Y se nota.

Shake It Off y Bad Blood (esta última más por su sonido que por su letra de desamor, claro) se destapan como las más pegadizas y petardas del disco; Blank Space, segundo single, funciona como perfecto contrapunto a éstas; All You Had to Do Was Stay juega sobre seguro; Out of the Woods apunta maneras pero acaba resultando irritantemente repetitiva; y Wildest Dreams, tema que seguramente defendería mejor Lana Del Rey, destaca como la gran balada de turno, con permiso de This Love. 1989 es, en definitiva, un correcto disco pop en el que brillan sus productores y Swift queda relegada a un discretísimo segundo plano. Pero ello no ha sido impedimento para que el mismo acabara vendiendo casi 1,3 millones de copias en Estados Unidos durante su primera semana (¿habrá influido algo la decisión de la artista de no colgar el disco en Spotify y, de paso, retirar toda su discografía de dicha plataforma?).

Lo mejor: Cortes como Shake It Off, Blank Space, Bad Blood o Wildest Dreams.

Lo peor: La escasa personalidad vocal de Swift. Este trabajo podría pertenecer a cualquier pupila de Martin y compañía.

Puntuación: 5/10.