viernes, 3 de junio de 2016

Expediente Warren

Título original: The Conjuring. Año: 2013. País: Estados Unidos. Género: Terror. Director: James Wan. Guionistas: Chad Hayes y Carey Hayes. Intérpretes: Patrick Wilson, Vera Farmiga, Lili Taylor, Ron Livingston, Stanley Casell, Joey King, Mackenzie Foy, Hayley McFarland, Sterling Jerins, Shannon Kook.

James Wan se ha labrado un nombre dentro del cine de terror actual. No sólo sentó las bases de la que sería una de las sagas de terror más famosas de los últimos tiempos (la sobrevalorada Saw; dando nombre de paso a un “nuevo” subgénero, el torture porn) sino que también inició otra de las más beneficiosas (Insidious; la primera parte costó unos paupérrimos millón y medio de dólares y acabó ingresando más de 97 millones a nivel mundial) e incluso se hizo con el beneplácito de los críticos (durísimos siempre con las cintas de género) con una de sus siguientes propuestas: Expediente Warren.


La historia de esta última, aparentemente basada en hechos reales (sic), tiene como protagonistas a un par de demonólogos (Patrick Wilson, protagonista a su vez de la ya mencionada Insidious, y Vera Farmiga), que tratarán de ayudar a una familia (Lili Taylor y Ron Livingstoon dan vida a los cabeza de familia) que está sufriendo el terrible acoso de unos espíritus nada amistosos.


Expediente Warren es, sobre el papel, otra película más de terror sobrenatural. Sin embargo, la unión de varios talentos (Wan coloca la cámara siempre en el punto exacto y sabe cómo sobresaltarnos y mantenernos en tensión; el reparto, por encima de la media, está muy bien seleccionado y resulta creíble en todo momento) obran el milagro. El milagro de hacer que una película aparentemente ya vista (¿otra de posesiones?) se convierta en uno de los acontecimientos del año para los que (como servidor) adoramos el género. Expediente Warren tiene sus fallos (golpes de efectos aquí y allí, una duración menos ajustada de lo debido), pero no son excesivamente relevantes. No es de extrañar que arrasara en taquilla.

Lo mejor: La labor de Wan, todo un experto en la materia.

Lo peor: Un guión que no es el más original del mundo (ni falta que le hace).

Puntuación: 7/10.

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