domingo, 14 de agosto de 2016

Casa de arena y niebla

Título original: House of Sand and Fog. Año: 2003. País: Estados Unidos. Género: Drama. Director: Vadim Perelman. Guionistas: Vadim Perelman y Shawn Lawrence Otto (adaptando la novela de Andre Dubus III). Intérpretes: Jennifer Connelly, Ben Kingsley, Shohreh Aghdashloo, Frances Fisher, Ron Eldard, Jonathan Ahdout, Navi Rawat, Kim Dickens.

La propiedad de una casa es el leitmotiv de este crudo e intenso drama. Kathy (Jennifer Connelly) la pierde por un problema burocrático (está pasando por una mala época y cierta dejadez acaba teniendo sus funestas consecuencias); por otro lado Behrani (Ben Kingsley, nominado al Oscar en la categoría de mejor actor principal) la compra en una subasta para habitarla junto a su mujer (Shohreh Aghdashloo, nominada al Oscar en la categoría de mejor actriz de reparto) e hijo (Jonathan Ahdout). Así da inicio una lucha legal y la discordia entre ambas partes, especialmente entre Kathy y Behrani, en la que también tendrá mucho que decir un policía llamado Lester (Ron Eldard).


La película no se pierde en artificios ni obviedades. El guión es muy sólido (no en vano proviene de una novela a la que por lo visto es muy fiel) y los actores prodigiosos. Todos los intérpretes implicados realizan una labor francamente sobresaliente, a pesar de que algunos, como la abogada a la que da vida Frances Fisher, estén poco definidos o algo desaprovechados. Especialmente reseñable es el trabajo ofrecido por el trío que forman Connelly (tristemente adorable), Kingsley y Aghdashloo. Además, se agradece que la película no tome partido por ninguna de las dos partes, manteniéndose al margen y logrando con ello una visión más acertada sin necesidad de entrar en el simplista juego de buenos contra malos.


Casa de arena y niebla es un buen ejemplo de drama adulto de calidad. No sólo por su guión y la labor de los intérpretes antes mencionados, sino también por su buen acabado técnico. Destaca la dirección (resulta sorprendente que Perelman fuese debutante en la dirección de largometrajes), su excelente banda sonora o una muy apropiada fotografía (la cual se acopla perfectamente al tono de la película). Estamos ante un trabajo de lo más interesante, emocionante, pero tan agotador como angustioso (sobre todo cuando los problemas comienzan a acumularse haciendo mella en los actos de nuestros protagonistas). Es mejor no verla un día demasiado gris o logrará hundirnos irremediablemente en la más absoluta de las miserias.

Lo mejor: Su reparto.

Lo peor: Es tan terriblemente dramática que puede llegar a resultar demasiado asfixiante.

Puntuación: 7,5/10.

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