lunes, 14 de noviembre de 2016

Pesadilla en Elm Street 4: El amo del sueño

Título original: A Nightmare on Elm Street 4: The Dream Master. Año: 1988. País: Estados Unidos. Género: Terror. Director: Renny Harlin. Guionistas: Brian Helgeland y Scott Pierce. Intérpretes: Robert Englund, Tuesday Knight, Rodney Eastman, Andras Jones, Lisa Wilcox, Danny Hassel, Toy Newkirtk.

Freddy Krueger (Robert Englund) regresa para saldar cuentas con los supervivientes de la anterior entrega, incluida Kristen (Tuesday Knight, recuperando el personaje de Patricia Arquette en la anterior película), y, de paso, buscar nuevas víctimas en su entorno, como Rick (Andras Jones) o la soñadora hermana de éste, Alice (Lisa Wilcox). Tan sencillo argumento acaba resultando su mayor hándicap, ya que el mismo se limita a mostrarnos cómo liquidan, uno por uno, a los insulsos jovenzuelos, recayendo todo el interés en las (más o menos ingeniosas) muertes, en los llamativos efectos especiales y en la sorna (cada vez más paródica y menos terrorífica) de Krueger.
 

Renny Harlin, antes de herir gravemente la carrera de Geena Davis con despropósitos como La isla de las cabezas cortadas (Cutthroat Island) o Memoria letal (The Long Kiss GoodNight), dirigió esta cuarta parte, siendo su labor más que correcta a pesar de la evidente falta de garra (sic) que denotan algunas de sus más destacables secuencias.

 
A estas alturas de la saga, la figura del asesino se presenta más entrañable (por lo que supone como mito dentro de la cultura pop) que aterradora. Además, el tono de la película resulta, en ocasiones, demasiado humorístico, incluidas algunas de las muertes (véase cuando Krueger convierte a una de sus víctimas en… ¡cucaracha!). Ello acaba perjudicando al conjunto. Bueno, ello y el endeble guión. El resultado final supone un paso atrás con respecto a la tercera parte, pero ello no será impedimento para que los fans más acérrimos del personaje disfruten con sus, cada vez más descafeinadas, andanzas.

Lo mejor: Logra convertir definitivamente a Krueger en figura indispensable de la cultura pop.

Lo peor: Echo en falta cierto héroe (o mejor, heroína) con carisma que nos acompañe a través de las distintas entregas.

Puntuación: 4/10.

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