lunes, 12 de junio de 2017

La chaqueta metálica

Título original: Full Metal Jacket. Año: 1987. País: Reino Unido. Género: Bélico. Director: Stanley Kubrick. Guionistas: Stanley Kubrick, Michael Herr y Gustav Hasford (adaptando la novela de este último).  Intérpretes: Matthew Modine, Vincent D’Onofrio, R. Lee Ermey, Adam Baldwin, Arliss Howard, Dorian Harewood, Kevyn Major Howard, Sal López, Gary Landon Mills, Ed O’Ross.

Impactante como pocas, La chaqueta metálica es uno de los mejores trabajos del reputado Kubrick, lo cual ya dice mucho sobre ella. El director retomaba así un género que tenía un tanto olvidado, que adoraba pero que no transitaba desde la ya lejanísima Senderos de gloria (Paths of Glory). Y lo hacía arremetiendo directamente, y sin sutilezas, contra el envilecimiento de las personas y contra los actos deshumanizadores que son/somos capaces de llevar a cabo (sirva como ejemplo el entrenamiento al que son sometidos los reclutas antes de ser enviados al campo de batalla). Una dura crítica que no se molestó en ocultar; todo lo contrario, la amplificó dotándola de un énfasis que rozaba lo excesivo (y no, los excesos no siempre son malos).


La película (o, mejor dicho, su historia) se puede dividir en dos partes perfectamente definidas; la primera tiene que ver con el entrenamiento de los reclutas, mientras que la segunda nos traslada a la guerra de Vietnam. Matthew Modine (con quien recientemente me reencontraba gracias a la serie Stranger Things) es el protagonista de ambas. El actor da vida a un personaje que podría ser fácilmente catalogado como ambiguo. Tiene triste sorna que luzca un símbolo de paz en su uniforme mientras que en su casco se puede leer "nacido para matar" (sic), lo cual sirve como muestra del negro sentido del humor del que hace gala la cinta.


Si hay algo que engrandece a la película de Kubrick es su magistral primera parte (la segunda acaba siendo mucho más convencional; magistral, pero más convencional). De dicha parte todo es destacable: las magníficas interpretaciones, especialmente las llevadas a cabo por R. Lee Ermey, quien se hizo con una nominación al Globo de Oro (recordemos que la película sólo optó a un Oscar, el correspondiente a mejor guión adaptado), y Vincent D'Onofrio (de “actualidad” gracias a su notable labor en la serie Daredevil, donde ha dado vida al todopoderoso Wilson Fisk con brillante solvencia y que para esta película engordó la friolera cantidad de 29 kilos), quienes interpretan al sargento Hartman y a Leonard Lawrence, el más patoso de los reclutas, respectivamente), el tono angustioso y pesimista que impregna toda la cinta y la gran labor del director, quien evita sentimentalismos y patriotismos vacuos para centrarse en el sinsentido de la guerra, de las vejaciones y de la locura que arrastra a las personas a enfrentarse unas con otras. Pero bueno, también habla de compañerismo y lealtad... a su manera. Y lo hace de manera concisa, seca e incluso algo tramposa (su discurso no es nada sutil), siendo el resultado final tan interesante como impactante. La chaqueta metálica es uno de esos títulos imprescindibles del género y uno de los más destacados dentro de la filmografía de su reputado realizador.

Lo mejor: Los trabajos de guión y dirección. Y, claro, Vincent D’Onofrio (suya es una de las escenas más impactantes y populares de la cinta) y, sobre todo, un inmenso R. Lee Ermey.

Lo peor: Matthew Modine (al que Kubrick había elegido impresionado por su interpretación en Birdy, la película de Alan Parker en la que daba vida a un joven que regresa de Vietman con severos trastornos psíquicos: cree haberse convertido en un pájaro y acaba encerrado en un sanatorio mental) y un segundo acto menos impactante que su predecesor. 

Puntuación: 8/10.

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