lunes, 10 de julio de 2017

Durmiendo con su enemigo

Título original: Sleeping with the Enemy. Año: 1991. País: Estados Unidos. Género: Drama, Intriga. Director: Joseph Ruben. Guionista: Ronald Bass (adaptando una novela de Nancy Price). Intérpretes: Julia Roberts, Patrick Bergin, Kevin Anderson, Elizabeth Lawrence, Marita Geraghty, Tony Abatemarco, Claudette Nevins, Kyle Secor.

Estrenada pocos meses después del bombazo de Pretty Woman, y seguramente intentado beneficiarse del éxito de ésta, Durmiendo con su enemigo nos daba la oportunidad de ver a Julia Roberts cambiando drásticamente de registro (en un papel que, dicen, estaba escrito para Jane Fonda), ya que le tocaba interpretar a una mujer maltratada que decide escapar del hogar conyugal, simulando su muerte, e iniciar una nueva vida. 


Pero Durmiendo con su enemigo no es otro drama cuya trama gira en torno al maltrato doméstico. Tampoco una de esas (generalmente estúpidas) cintas en las que el (o en este caso la) protagonista busca venganza (aunque en algún momento parezca estar a punto de convertirse en una de ellas). A Roberts (el gran reclamo de la cinta) la secundan Patrick Bergin (el Robin Hood de la película de John Irvin), interpretando a su violento marido, y Kevin Anderson, como su nuevo interés amoroso.


Durmiendo con su enemigo es, ante todo, un thriller. Un thriller que, en otras manos o con otra protagonista (Roberts es mucha Roberts; dudo mucho que la cinta hubiese funcionado teniendo a Kim Basinger, actriz a la que se le ofreció el trabajo antes que a la buena de Roberts, en el papel principal), se hubiese parecido demasiado a esas malas películas que las televisiones emiten a mediodía todos los fines de semana. Con ello no quiero decir que esta cinta sea una maravilla, pero sí superior a la media. Dato: fue un megaéxito; recaudó, sólo en Estados Unidos, más de 100 millones de dólares cuando apenas costó 19.

Lo mejor: Cuando nuestra protagonista y Ben (Kevin Anderson, a quien siempre recordaré por la película The Wrong Man, conocida por aquí con el título El hombre equivocado, y no precisamente por sus cualidades fílmicas) bailan y se disfrazan mientras suena de fondo Brown Eyed Girl. Puede que no sea lo mejor, pero es mi momento favorito.

Lo peor: Su marcado carácter de telefilm de sobremesa de la época.

Puntuación: 6/10.

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