lunes, 29 de enero de 2018

Black Snake Moan

Título original: Black Snake Moan. Año: 2006. País: Estados Unidos. Género: Drama. Director: Craig Brewer. Guionista: Craig Brewer. Intérpretes: Samuel L. Jackson, Christina Ricci, Justin Timberlake, S. Epatha Merkerson, John Cothran Jr., David Banner, Michael Raymond-James.

Lazarus (Samuel L. Jackson) y Rae (Christina Ricci) no pueden ser más opuestos: el primero es un hombre negro de mediana edad, muy religioso y que ha sido abandonado por su mujer; ella es una joven blanca con un complicado problema de dependencia sexual y cuyo apocado novio (y único pilar), Ronnie (Justin Timberlake), la deja para ingresar en el ejército. Un buen día Lazarus tropieza con Rae, quien está tirada en la carretera, moribunda. Éste la lleva a su casa para curarla, estableciéndose entre ellos una “amistad” con la que enfrentarse a sus propios demonios interiores (y con él dispuesto a curar la ninfomanía de ella).

 
Black Snake Moan es el tercer largometraje dirigido por Craig Brewer, el siguiente tras su exitosa Hustle & Flow (por la que Terrence Howard obtuvo una nominación al Oscar, en la categoría de mejor actor principal), y tiene como protagonistas a los ya mencionados Samuel L. Jackson (actor fetiche de Tarantino y Nick Fury en el UCM), Christina Ricci, la niña de Casper o La familia Addams (The Addams Family), y su secuela, y a la que hemos visto crecer en pantalla gracias a películas como La tormenta de hielo (The Ice Storm), Pecker o Sleepy Hollow, y el músico Justin Timberlake, cuyas (discontinuas) participaciones cinematográficas incluyen cintas como la comedia romántica Amigos con derecho a roce (Friends with Benefits), junto a Mila Kunis, La red social (The Social Network), de David Fincher, Wonder Wheel, de Woody Allen, o la inclasificable Southland Tales.


Sí, el casting no puede ser, al menos sobre al papel, más estridente. ¡Pero funciona! Funciona a la perfección. Jackson es capaz de trasmitir compasión o ira con asombrosa facilidad, mientras que Ricci realiza aquí una de sus mejores interpretaciones; ¡y con uno de los papeles más arriesgados de su (nada complaciente) carrera! La relación que se establece entre sus personajes, eje central de la película, acaba siendo lo más destacable de la misma (con permiso de la labor de los actores, claro). Puede que su cartel (altamente provocador; el mismo parece mostrar al personaje de Jackson sometiendo, con enormes cadenas de acero, al de Ricci), o la premisa, nos lleven a engaño y pensemos que vamos a encontrarnos con una película (mucho) más polémica de lo que realmente nos presentan. Yo más bien señalaría que su feliz provocación resulta francamente estimulante (aunque también es cierto que algún purista se puede sentir ofendido; o sea, el pan nuestro de cada día). Lástima que estemos ante un título menor de esos a los que les cuesta tanto no pasar desapercibidos. Aunque sólo sea porque vale más la pena que muchos otros títulos de largo recorrido pero nulo escaso interés.

Lo mejor: Un guión a contracorriente y unos actores de lo más acertados.

Lo peor: A veces parece que se queda a medio camino de todo. Tampoco sobresale su (muy) soso desenlace.

Puntuación: 6/10.

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