lunes, 22 de marzo de 2021

Mentiras y gordas

Título original: Mentiras y gordas. Año: 2009. País: España. Género: Drama. Directores: Alfonso Albacete y David Menkes. Guionistas: Alfonso Albacete, David Menkes y Ángeles González-Sinde. Intérpretes: Mario Casas, Ana de Armas, Yon González, Hugo Silva, Ana Polvorosa, Alejo Sauras, Marieta Orozco, Asier Etxeandia, Miriam Giovanelli, Esmeralda Moya, Duna Jové, Clara Pradas, Elena de Frutos.

Toni (Mario Casas) y Nico (Yon González) quieren acudir al festival de Benicassim (sic), pero como no tienen dinero deciden traficar con pastillas. Toni se deja convencer porque está enamorado de Nico; su mejor amiga, Marina (Ana María Polvorosa), también está enamorada, pero de una mujer y ello le trae quebraderos de cabeza ante la posibilidad de ser lesbiana. Por otra parte, Carlos (Hugo Silva) rompe con Paz (Miriam Giovanelli) porque ella ha engordado; su amiga Carola (Ana de Armas) tratará de consolarla buscándole un ligue, Bubu (Alejo Sauras), mientras ella trata de volver a liarse con Carlos, adicto a varias sustancias y... poco fiel.
 
 
 
Menkes y Albacete rememoran sus inicios, con títulos como Más que amor, frenesí o Atómica, y, al igual que en ellas, nos muestran un abanico de jóvenes amorales con la consigna sexo, drogas y rock & roll como bandera. Lamentablemente, y a diferencia de otros cineastas expertos en retratar las miserias de una juventud desencantada, Menkes y Albacete no logran transmitir la realidad trágica de, por ejemplo, Larry Clark ni el surrealismo y la extravagancia visual de Gregg Araki. El guión es casi un esbozo y ello se nota en personajes planos y sin personalidad que se dedican a deambular por pantalla mostrando carnaza. Ello provoca que sus desventuras nos resulten indiferentes y que el público no sólo no se identifique con ellos, sino que ni siquiera sienta empatía alguna.

Sin embargo, fueron listos convocando a un grupo de jóvenes intérpretes en pleno auge gracias a varias series de televisión. Poco importa que sus actuaciones dejen mucho que desear, destacando (para mal) la de Hugo Silva. Aunque, siendo justo cabría decir que con un material tan pobre, y teniendo que recitar unos diálogos tan vergonzosos, tampoco tienen ocasión de lucirse (interpretativamente hablando). Resulta curioso que una película tan amoral en un principio devenga en una historia con… ¿moraleja? Para el recuerdo quedan escenas delirantes como aquella en la que Toni comienza a repartir pastillas a diestro y siniestro como si de una versión moderna de Jesucristo Superstar se tratara.

Lo mejor: Un reparto que reunía a gran parte del star system juvenil patrio de la época.

Lo peor: Guión e interpretaciones de lo más deficientes. Mentiras y gordas es, básicamente, un cúmulo de secuencias que se mueven entre lo patético y lo bochornoso.

Puntuación: 2/10.

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