Título original: Noah.
Año: 2014. País: Estados Unidos. Género:
Drama, Aventuras. Director: Darren Aronofsky. Guionistas: Darren Aronofsky y Ari Handel. Intérpretes: Russell Crowe, Jennifer Connelly, Anthony Hopkins,
Emma Watson, Logan Lerman, Ray Winstone, Douglas Booth, Leo McHugh Carroll.
Hubo una época en la que Hollywood producía grandes epopeyas
bíblicas (formaban una especie de subgénero) y en la cartelera se sucedían
títulos como Los diez mandamientos
(The Ten Commandments), Ben-Hur o Rey de reyes (King of Kings), pero esa
época ha quedado atrás y en los últimos años las producciones de ese tipo
(ahora mismo la prioridad parece ser realizar películas de superhéroes, y yo
hasta lo prefiero) prácticamente han desaparecido. De hecho, la última que me
viene a la cabeza (aunque seguro que me equivoco) es esa oda al gore y al
exceso titulada La pasión de Cristo
(The Passion of the Christ) y dirigida por el cada vez más olvidado Mel Gibson.
Y de eso hace ya unos diez años.
Incomprensiblemente (al menos para servidor) Aronofsky decidió, tras lograr un apabullante éxito de crítica y público gracias a la magnífica Cisne negro (Black Swan), recuperar el subgénero (bueno, más o menos) y adaptar la historia de Noé (a quien aquí da vida el siempre estupendo Russell Crowe), un hombre al que se le encomienda por mandato divino que construya un arca en el que albergar tanto a su familia como a una pareja (macho y hembra, que de lo que se trata es de que procreen tras el diluvio) de cada ser viviente (y sí, ya sé que me podía haber ahorrado la sinopsis).
El caso es que el Noé
que nos plantea el director se encuentra a medio camino entre su cine (el
personaje que da título a la película recuerda por momentos a los torturados
protagonistas de sus otros trabajos) y las superproducciones a lo Michael Bay
(¡esos ángeles caídos reconvertidos en monstruos de piedra y que parecen los
primos amorfos de La Cosa!), pero sin llegar a decantarse por uno u otro (de
ahí que me sorprenda sobremanera su buen funcionamiento en taquilla). Sólo diré
que Noé no acaba resultando un
espanto (como sí lo es el 99% de la filmografía del ya mencionado Bay), aunque
tampoco una película para recordar o recomendar.
Lo mejor: Las
escenas oníricas y catastróficas.
Lo peor: Me
invade la sensación de que todos los talentos implicados (con Aronofsky, Crowe
y Connelly a la cabeza) están desperdiciando su potencial.
Puntuación: 4,5/10.
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