Título original: The
Virgin Suicides. Año: 1999. País: Estados Unidos. Género: Drama. Director: Sofia Coppola. Guionista:
Sofia Coppola (adaptando la novela de Jeffrey Eugenides). Intérpretes: Kirsten Dunst, James Woods, Kathleen
Turner, Josh Harnett, Michael Paré, Scott Glenn, Danny DeVito, A.J. Cook, Leslie
Hayman, Chelse Swain, Hanna Hall, Robert Schwartzman, Hayden Christensen.
Tras varios trabajos no demasiado gratificantes como actriz,
todavía resuenan las terribles críticas que obtuvo por su participación en El Padrino III (The Godfather: Part
III), Sofia Coppola (hija, claro, del mítico Francis Ford Coppola) se recicló
en directora a tener en cuenta. La magnífica Las vírgenes suicidas fue su primer largometraje como realizadora.
Basada en la novela de Jeffrey Eugenides, Las vírgenes suicidas nos narra la trágica vivencia de una familia tras el suicidio de la hija menor, Cecilia (Hanna Hall). A partir de dicho acontecimiento se enrarece, todavía más, la situación familiar. Los padres (a los que dan vida James Woods y Kathleen Turner), se dedican a sobreproteger al resto de sus hijas, Lux (Kirsten Dunst), Mary (A.J. Cook), Therese (Leslie Hayman) y Bonnie (Chelse Swain), obligándolas a recluirse en casa y aislándolas así del mundo exterior. Pero, como suele ocurrir en estos casos, tanta represión se vuelve irremediablemente en su contra. Es entonces cuando nace la leyenda de estas cinco muchachas, a las que conocemos a través de los recuerdos de los chicos que se obsesionaron con ellas, con su belleza y con el misterio que rodeó su existencia (un punto de vista muy curioso que exalta la fascinación que desprenden las jóvenes y dota al relato de un aura muy especial).
Coppola logra el perfecto equilibro entre tragedia (lo que les ocurre a nuestros protagonistas sólo puede ser catalogado de funesto) y poesía (la manera en que retrata incluso los sucesos más tristes). La directora demuestra pulso y, lo que es más importante, estilo propio (más allá del que le proporciona su apellido). Otro de los puntos álgidos de la película lo encontramos en su exquisita selección musical, así como en la labor de sus intérpretes. En este último apartado brillan especialmente los trabajos de Dunst, Turner y Woods. La suma de todo ello da como resultado un largometraje diferente, tan delicado como sus desdichadas protagonistas. Toda una sorpresa, sobre todo si tenemos en cuenta que proviene de una debutante.
Basada en la novela de Jeffrey Eugenides, Las vírgenes suicidas nos narra la trágica vivencia de una familia tras el suicidio de la hija menor, Cecilia (Hanna Hall). A partir de dicho acontecimiento se enrarece, todavía más, la situación familiar. Los padres (a los que dan vida James Woods y Kathleen Turner), se dedican a sobreproteger al resto de sus hijas, Lux (Kirsten Dunst), Mary (A.J. Cook), Therese (Leslie Hayman) y Bonnie (Chelse Swain), obligándolas a recluirse en casa y aislándolas así del mundo exterior. Pero, como suele ocurrir en estos casos, tanta represión se vuelve irremediablemente en su contra. Es entonces cuando nace la leyenda de estas cinco muchachas, a las que conocemos a través de los recuerdos de los chicos que se obsesionaron con ellas, con su belleza y con el misterio que rodeó su existencia (un punto de vista muy curioso que exalta la fascinación que desprenden las jóvenes y dota al relato de un aura muy especial).
Coppola logra el perfecto equilibro entre tragedia (lo que les ocurre a nuestros protagonistas sólo puede ser catalogado de funesto) y poesía (la manera en que retrata incluso los sucesos más tristes). La directora demuestra pulso y, lo que es más importante, estilo propio (más allá del que le proporciona su apellido). Otro de los puntos álgidos de la película lo encontramos en su exquisita selección musical, así como en la labor de sus intérpretes. En este último apartado brillan especialmente los trabajos de Dunst, Turner y Woods. La suma de todo ello da como resultado un largometraje diferente, tan delicado como sus desdichadas protagonistas. Toda una sorpresa, sobre todo si tenemos en cuenta que proviene de una debutante.
Lo mejor: La labor de Sofia
Coppola. Desde que vi esta película no me he perdido ninguno de sus trabajos.
Lo peor: Su tono
poético puede repeler a más de uno.
Puntuación: 8,5/10.
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