Título
original: Last
Night in Soho. Año:
2021. País: Reino Unido. Género:
Terror, Intriga. Director:
Edgar Wright. Guionistas: Krysty
Wilson-Cairns y Edgar Wright.
Intérpretes:
Thomasin McKenzie, Anya Taylor-Joy, Matt Smith, Terence Stamp, Diana
Rigg, Rita Tushingham, Synnove Karlsen, Sam Claflin, Colin Mace.
Edgar Wright es un
realizador que ha tocado casi todos los palos. Se hizo notar
colaborando con el tándem Simon Pegg-Nick Frost. Dichas
colaboraciones explosionaron en dos títulos cinematográficos que
mezclaban géneros: el terror y la comedia, en la popular Zombies
Party (Shaun of the Dead), y la acción (a lo buddy movies) y la
comedia, en la menos lograda (pero con su sólida base de fans) Arma
fatal (Hot Fuzz). Tras ellas, su filmografía incluye títulos
tan dispares como Scott Pilgrim contra el mundo (Scott Pilgrim
vs. the World), adaptación de los cómics de mismo título y
convertida, al igual que su base, en trabajo de culto (aunque
servidor ha de confesar que no es demasiado fan), la catastrofista
(de nuevo apoyándose en el género cómico) Bienvenidos al fin
del mundo (The World's End), y Baby Driver, la más
interesante (al menos para el que esto escribe), un excéntrico
thriller de acción en el que la música juega un papel importante (y
no sólo porque mi querida Sky Ferreira tenga un papelito en la
misma).
Última noche en el
Soho es su primer largometraje en prescindir realmente de la
comedia (todos los anteriores, en mayor o menos medida, coqueteaban
con dicho género); aquí a lo que se arrima es al clásico giallo;
al giallo de Argento; a títulos como Suspiria
(véase, sin ir muy lejos, el sobresaliente uso de los colores, azul
y rojo especialmente, que hace Chung Chung-hoon, el director de
fotografía). La historia tiene como protagonista a una joven
apocada, Eloise (Thomasin McKenzie), que, tras mudarse a Londres para
estudiar moda, comienza a tener visiones; visiones que la meten en la
piel de una chica (Anya Taylor-Joy) que, durante los 60, ansía
triunfar como cantante.
Pero el trabajo de
fotografía no es lo único que brilla aquí. También lo hace su
fantástico reparto: Smith y Stamp tienen el porte adecuado para sus
respectivos roles, pero son McKenzie y Taylor-Joy las que, por
méritos propios, se merecen todos los alabos, ya que sobresalen en
cada una de sus intervenciones (la compenetración entre ambas es
altamente palpable, véan la escena de baile). Que no me termine de
funcionar como película pura de terror (los sustos están contados y
no son de los que te sobresaltan o te mantienen en tensión) o que desvelar su misterio peque de facilón no evita que esta Última
noche en el Soho se convirtiese, con permiso de Una joven
prometedora (Promising Young Woman), en la película que más me
gusto el año que la disfruté. Fue el último trabajo de Diana Rigg,
chica Bond cuyo rostro se hizo popular entre los televidentes de los
60, gracias a la teleserie Los Vengadores (The Avengers), y a
la que volvimos a ver más recientemente en la omnipotente Juego
de tronos (Game of Thrones), donde dio vida a la estratega (y
carismática) Lady Neville.
Lo mejor: Las
protagonistas y el estupendo trabajo visual y sonoro. Wright es un
genio, siempre sabe dónde ha de colocar la cámara.
Lo peor: Su
desenlace se ve venir de lejos. Es un problema, pero no enturbia el
resultado final.
Puntuación: 8/10.
No hay comentarios:
Publicar un comentario