Título original: Whiplash. Año:
2014. País: Estados Unidos. Género: Drama. Director: Damien Chazelle. Guionista: Damien Chazelle. Intérpretes: Miles Teller, J.K.
Simmons, Paul Reiser, Melissa Benoist, Austin Stowell, Nate Lang.
La historia de Whiplash no puede ser, sobre el papel, más
tópica (joven, interpretado aquí por el ascendente Miles Teller, que trata de
hacer realidad su gran sueño, en este caso convertirse en uno de los mejores
baterías de jazz de la historia, tiene que lidiar con un durísimo profesor cuyos métodos de enseñanza son de lo más reprochables).
Pero la aparentemente lánguida (por hipertípica) trama de sueños y superaciones se transforma en pantalla en todo un drama de lo más electrizante (tengo un grave problema de concentración que me impide introducirme al 100% en cualquier película, pero Chazelle, el joven, acaba de cumplir 30 años, director de Whiplash, ha logrado que mi interés por su cinta no decayera ni un ápice durante la hora y tres cuartos que dura; ¡toda una proeza!).
Como curiosidad señalar que Whiplash nació inicialmente en forma de corto (corto que ya contaba con J.K. Simmons, experto en dar vida a tipos de lo más desagradables, y si no me creen echen un vistazo a la durísima serie carcelaria Oz, en el papel de profesor cabrón) y que ahora, como largometraje, se ha convertido en una de las grandes revelaciones de la temporada (se estrenó con éxito hace más de un año en el Festival de Sundance y desde entonces no ha parado de recibir reconocimientos en forma de premios y nominaciones). Y no es para menos.
Hasta le perdono ciertos excesos en forma de escenas que, de tan increíbles, podrían sacarte de la historia en un plis plas. Pero no lo hacen. Demos las gracias al buen hacer de Chazelle y a sus muy inspirados protagonistas, perfectos, ambos dos, en sus respectivos roles.
Pero la aparentemente lánguida (por hipertípica) trama de sueños y superaciones se transforma en pantalla en todo un drama de lo más electrizante (tengo un grave problema de concentración que me impide introducirme al 100% en cualquier película, pero Chazelle, el joven, acaba de cumplir 30 años, director de Whiplash, ha logrado que mi interés por su cinta no decayera ni un ápice durante la hora y tres cuartos que dura; ¡toda una proeza!).
Como curiosidad señalar que Whiplash nació inicialmente en forma de corto (corto que ya contaba con J.K. Simmons, experto en dar vida a tipos de lo más desagradables, y si no me creen echen un vistazo a la durísima serie carcelaria Oz, en el papel de profesor cabrón) y que ahora, como largometraje, se ha convertido en una de las grandes revelaciones de la temporada (se estrenó con éxito hace más de un año en el Festival de Sundance y desde entonces no ha parado de recibir reconocimientos en forma de premios y nominaciones). Y no es para menos.
Hasta le perdono ciertos excesos en forma de escenas que, de tan increíbles, podrían sacarte de la historia en un plis plas. Pero no lo hacen. Demos las gracias al buen hacer de Chazelle y a sus muy inspirados protagonistas, perfectos, ambos dos, en sus respectivos roles.
Lo mejor: El interés no decae en ningún momento. Eso y las
interpretaciones de Teller y Simmons.
Lo peor: Algún que otro momento de lo más dantesco (el del
accidente, por ejemplo).
Puntuación: 8/10.
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