Título
original: Dancer in the Dark. Año:
2000. País: Dinamarca. Género:
Drama, Musical. Director:
Lars von Trier. Guionista: Lars
von Trier. Intérpretes:
Björk, Catherine Deneuve, David Morse, Peter Stormare, Jean-Marc
Barr, Udo Kier, Joel Grey, Vincent Paterson, Cara Seymour.
Bailar en la oscuridad
es un melodrama y, además, una vuelta de tuerca a un género tan
dado a los excesos como es el musical. Lars von Trier se aleja de ese
tipo de artificios (ya tiene suficiente con los propios) para crear
una historia tan entrañable como desconcertante en la que Björk
interpreta a Selma, una enamorada de los musicales que se está
quedando ciega. Asustada ante la posibilidad de que su hijo acabe
igual que ella, Selma decide ahorrar lo suficiente como para pagarle
la operación que podría evitarlo. Desafortunadamente, no todo el
mundo es tan puro de corazón como ella y el descubrirlo resultará
fatal…
Lo que en manos de otro director podría haber dado
lugar a un drama más o menos formal, en las de Lars von Trier se
convierte en un compendio tan realista como tedioso o, por momentos,
escandalosamente frío (nada nuevo, es lo que suelen parecerme sus
trabajos). Sobresalen las atípicas escenas musicales, insertadas en
la trama con cuidado y maestría y que sobresalen, en buena parte,
gracias al trabajo llevado a cabo por Björk, siendo su
interpretación lo mejor de la Bailar en la oscuridad. El
resto del reparto también realiza, digámoslo claro, una más que
encomiable labor. Yo destacaría la siempre imponente presencia de
Catherine Deneuve, quien da vida a la compañera y mejor amiga de
nuestra protagonista.
Von Trier deja un poco de lado sus "autoimpuestas" normas, las correspondientes al movimiento Dogma (no rodar en decorados, no utilizar música a no ser que la misma suene durante la filmación…), sin renunciar a algunas constantes propias de su cine (rodar cámara en mano) y permitiéndose ciertas licencias completamente necesarias para llevar a buen puerto un trabajo musical como el que nos ocupa. El guión, por su parte, conjuga cierto clasicismo en su mezcla dramática de enfermedad y superación. Eso sí, sigue siendo uno de esos libretos que no dan tregua al espectador, lo que puede resultan un tanto asfixiante. Bailar en la oscuridad no deja indiferente (otra constante en la filmografía de su polémico realizador) y brilla, por encima de todo, al mezclar drama y musical y al contar con un entregado casting; casting capitaneado por una estupenda Björk (el Festival de Cannes la premió con la Palma de Oro a mejor actriz) que le saca todo el jugo a su personaje bombón.
Lo mejor: Björk.
¿Cómo de extenuante tuvo que ser el rodaje como para que la artista
no sólo acabase repudiando a Lars von Trier sino que se alejase
(esta ha sido su única aportación relevante) del séptimo arte?
Lo peor: Cierta
frialdad (¿distanciamiento?) inherente al cine del director y con la
que no termino de comulgar.
Puntuación: 7/10.
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