Título
original: Sleepaway Camp. Año:
1983. País: Estados Unidos. Género:
Terror. Director:
Robert Hiltzik. Guionista: Robert
Hiltzik. Intérpretes:
Felissa Rose, Jonathan Tiersten, Karen Fields, Christopher Collet,
Mike Kellin, Paul DeAngelo.
Esta película vendría a
ser una versión hipercutre (digamos que la fagocita) de Viernes
13 (Friday the 13th), ya que ambas transcurren en un campamento
de verano. Si bien, aquí, y a diferencia de lo que ocurría en la
cinta de Sean S. Cunningham, el campamento está abierto al público.
Al mismo acude una niña de lo más huidiza (Felissa Rose, convertida
en una especie de scream queen
de la Serie B), quien pronto se convierte en el blanco de las bromas
de otras muchachas debido a su carácter introvertido, fruto de un
drama familiar… Huelga señalar que al mismo tiempo comienzan a
sucederse una serie de terribles asesinatos...
Resulta
sorprendente que un subproducto barato (su acabado lo delata) y poco
original (cuando intenta serlo acaba provocando más risas incrédulas
que otra cosa) como el que nos ocupa haya sido capaz de generar
varias secuelas. Y es que en esta mediocridad hay pocas cosas
rescatables: el guión está lleno de tópicos, las interpretaciones
son patéticas (sólo medio salvaría a Rose; y casi ni eso) y la
mayoría de las muertes ridículas (véase la que tiene lugar en las
duchas), pero lo peor de todo es que su visionado produce más
hastío, bochorno y risillas incrédulas que otra cosa.
Lo mejor: Que
haya logrado convertirse en una especie de cinta de cutre-culto con
varias secuelas e... ¡incluso fans enfervorecidos dedicados a
engrandecer su legado! Vale, lo admito, puede que su
delirante/chocante giro final (y cómo está ejecutada dicha escena)
no sea fácil del olvidar (tómenselo como quieran).
Lo peor: Acumula
momentos ridículos por doquier. Eso y un acabado de lo más
chabacano (claro, estamos ante una cinta de ínfimo presupuesto).
Puntuación: 2/10.
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