Título original: Ken Park. Año: 2002. País: Estados Unidos. Género:
Drama. Directores: Larry Clark y Edward Lachman. Guionistas: Harmony Korine y Larry
Clark. Intérpretes: James Bullard,
James Ransone, Amanda Plummer, Tiffany Limos, Stephen Jasso, Adam Chubuck, Maeve
Quinlan, Wade Andrew Williams.
Larry Clark, especialista
en retratar a la juventud más marginal (ya lo demostró con su primer, y
alabado, largometraje, Kids), y Edward
Lachman, director de fotografía de películas tan relevantes como Carol,
Erin Brockovich o Las
vírgenes suicidas (The Virgin Suicides), dirigen conjuntamente este
drama dedicado a mostrarnos los avatares de varios jóvenes de clase baja y su
entorno. Ken Park comienza con el
suicidio del joven que da nombre a la cinta (y al que da vida Adam Chubuck) para
posteriormente centrarse en las vidas de algunos de sus amigos/conocidos. El
siempre polémico Harmony Korine (Gummo,
Spring Breakers) se encarga del
guión.
Los verdaderos protagonistas de la película son Shawn (James Bullard), quien
mantiene una doble relación con una guapa joven y con la atractiva madre de
ésta; Peaches (Tiffany Limos), muy responsable a ojos de su ultraconservador y
religioso padre pero muy activa sexualmente; Claude (Stephen Jasso), siempre
vejado por su autoritario y alcohólico padre debido a su carácter introvertido;
y Tate (James Ransome), un odioso, ordinario y violento joven que vive con sus
abuelos y con su perro de tres patas. La frescura (¿o tal vez sería más
correcto decir el amateurismo?) de los actores (la mayoría de los cuales no han
continuado con sus carreras interpretativas) contrasta sobremanera con el
brusco comportamiento borderline de
sus personajes. Personajes con los que resulta complicado simpatizar a pesar de
todas las penurias que sufren.
El descaro de Clark
(y Lachman y Korine) se hace latente en cada fotograma. No nos da tregua (a los
espectadores, claro). Nos aturulla con toda una colección de escenas escatológicas
y/o sexuales (asesinatos con erecciones, sexo oral, asfixia + eyaculación) que
no pueden dejar indiferente a nadie. Yo hubiese agradecido menos polémicas
gratuitas y personajes más complejos o mejor desarrollados (tengo la sensación
de que apenas se incide en la psique de los mismos). El mensaje final deja un
regusto amargo (atención al último e imprescindible diálogo de la cinta); si
por lo menos nos hubiesen evitado algunas escenas innecesarias, o algunos diálogos
tan irritantes como pueriles, nos encontraríamos ante una historia (más o
menos) interesante. Por desgracia no es así y la película de Clark y Lachman,
en su exacerbado afán por epatar al personal, se acaba quedando más cerca de la
mediocridad que de la notabilidad.
Lo mejor: Destila frescura.
Aunque sólo sea por contar con un buen puñado de rostros jóvenes (el mejor, un
apocado Stephen Jasso) poco (o nada) explotados (cinematográficamente
hablando).
Lo peor: Unos personajes (y unas
escenas) capaces de repeler a todo el personal.
Puntuación: 4/10.
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