Título
original: Boxing Helena. Año:
1993. País: Estados Unidos. Género:
Intriga, Erótico. Directora:
Jennifer Chambers Lynch. Guionista:
Jennifer Chambers Lynch. Intérpretes:
Julian Sands, Sherilyn Fenn, Bill Paxton, Art Garfunkel, Kurtwood
Smith.
La ópera prima de la
hija del genial David Lynch es más famosa por razones
extracinematográficas (Madonna y Kim Basinger, por ejemplo, se
negaron a protagonizarla, lo que a la segunda, quien había firmado
ya un contrato, le valió la consiguiente demanda) que por sus
(escasas) cualidades fílmicas (el largometraje no es sino otro
descafeinado y torpe thriller erótico con un ligero y perturbador
toque dramático).
La trama narra los macabros intentos
llevados a cabo por un reputado cirujano (Julian Sands) para
recuperar el amor de una bellísima joven llamada Helena (Sherilyn
Fenn, la inovidable Audrey Horne de la igualmente inolvidable Twin
Peaks), con la que mantuvo un breve encuentro que le marcó
profundamente...
El perturbador nudo de la película (y no, no
voy a desvelar nada de nada) queda ensombrecido por toda una serie de
fallos: la fotografía es demasiado luminosa (para una historia de
estas características hubiese ido mejor otra más oscura y/o
sinuosa); la plana dirección no consigue transmitir la angustia que
necesita un relato así; Sands parece emular, sin suerte, al Jeremy
Irons de Inseparables
(Dead Ringers) y Fenn destaca más por su físico (ideal para el
papel) que (al menos aquí) por sus cualidades interpretativas. Me
quedo con la duda de saber qué habría hecho el padre de la
directora (o alguien con otra visión en lugar de la titubeante
Jennifer Chambers, quien se hizo meritoriamente con el Razzie a peor
dirección del año) con tan perturbador (créanme, Mi obsesión
por Helena es una película perturbadora) material.
Lo mejor: Lo
que pudo haber sido.
Lo peor: Lo
que fue.
Puntuación: 3/10.
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