Título original:
Cigarette Burns. Año: 2005. País: Estados Unidos.
Género: Intriga, Terror. Director:
John Carpenter. Guionistas: Scott
Swan, Mick Garris y Drew McWeeny. Intérpretes:
Udo Kier, Norman Reedus, Chris Britton, Gary Hetherington, Zara
Taylor, Chris Gauthier, Douglas Arthurs.
El octavo episodio de
esta serie nos regala la historia más interesante. Y es que el
leitmotiv de la misma es una perturbadora película que provoca
comportamientos homicidas en aquel incauto que se atreva a verla.
Por lo visto eso fue lo
que ocurrió tras su estreno en el Festival de cine fantástico de
Sitges (sic), momento a partir del cual sólo pudo ser contemplada de
manera clandestina. Un excéntrico millonario (Udo Kier) tratará de
hacerse con ella con la ayuda de Kirby (Norman Reedus), un experto en
el tema que regenta un cine especializado en películas de
género.
La duración estándar de estos capítulos es un
handicap para el que nos ocupa. El problema es que el guión ofrece
tantas posibilidades que acotarlo a los límites establecidos provoca
que la trama transcurra a trompicones, pasando (casi) de puntillas
por algunos pasajes francamente interesantes (sirva como ejemplo la
subtrama sobre las snuff movies). Aunque adolece de otros
males, lo cierto es que acaban sobresaliendo sus virtudes, entre las
que destacan sus homenajes (más o menos implícitos) al género y el
trabajo de Carpenter, así como una historia que acaba haciendo de
éste uno de los mejores episodios de la serie.
Lo mejor: Sabe
a poco. Dicho como algo bueno.
Lo peor: En
ocasiones Carpenter peca de mostrar demasiado.
Puntuación: 6/10.
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