sábado, 6 de enero de 2018

Bajo la piel

Título original: The Human Contract. Año: 2008. País: Estados Unidos. Género: Drama. Directora: Jada Pinkett Smith. Guionista: Jada Pinkett Smith. Intérpretes: Jason Clarke, Paz Vega, Idris Elba, T.J. Thyne, Steven Brand, Ted Danson, Jada Pinkett Smith, Joanna Cassidy, Anne Ramsay, Steven Brand, Titus Welliver.

Bajo la piel es el desafortunado debut (y hasta el momento único largometraje que ha dirigido) en la dirección (también se ha encargado del libreto) de la actriz Jada Pinkett Smith (nota rosa: mujer de Will Smith; nota cinematográfica: la hemos podido ver en películas como Collateral, Matrix Reloaded, Matrix Revolutions o, más recientemente, en la serie Gotham); un melodrama que trata temas como el suicidio, la violencia o la dependencia de la manera más fría e impersonal posible, restando con ello toda vida y toda efectividad a una película que necesita ambas cosas como el respirar (al menos si quiere funcionar mínimamente bien o conectar con el espectador). 


Jason Clarke, a quien hemos podido ver en la serie Brotherhood, junto a otro Jason (Isaacs), y en película como El amanecer del planeta de los simios (Dawn of the Planet of the Apes), Zero Dark Thirty o Terminator: Génesis (Terminator: Genisys), es el protagonista y da vida a Julian, un altivo y exitoso ejecutivo cuya vida personal es un desastre: se está divorciando, la relación con su madre (Joanna Cassidy, la inolvidable replicante de Blade Runner) es cada vez más insostenible y su amago de romance con Michael (Paz Vega: actriz española, ganadora de un Goya por Lucía y el sexo y vista en la nada convencional serie The OA) no parece darle la estabilidad que su entorno espera. Ted Danson (Sam Malone, de 1982 a 1993, en la popular teleserie Cheers), Idris Elba (Luther, Thor, Pacific Rim) o la propia Jada Pinkett Smith tienen a su cargo algunos de los principales papeles secundarios.


Como decía al principio, el gran problema de Bajo la piel es que, aunque toca temas que pueden dar mucho juego (se presenta como un drama adulto, cuya sensibilidad se acerca más al del cine europeo que al que nos tiene acostumbrados el americano y cuyo guión incluye problemas tan relevantes como, ya lo indicaba antes, el suicidio o la depresión), ni los plantea ni los desarrolla correctamente (véase la escena en la que vemos los innumerables cortes que luce Michael en sus brazos). Su falta de emotividad resulta alarmante. Tampoco ayudan unos actores despistadísimos (lo cierto es que, tal y como parecen están escritos los personajes, poco pueden hacer estos por darles algo más de entidad o carisma) o unos diálogos tan rimbombantes como huecos. La ópera prima de Pinkett Smith es ambiciosa (quizá demasiado ambiciosa), pero del todo fallida (quizá demasiado fallida).

Lo mejor: Las (evidentes) ganas de Pinkett Smith por contar algo trascendente.

Lo peor: Lo complicado (casi imposible) que resulta implicarse en las historias que vemos en pantalla o empatizar con los problemas que presentan los distintos personajes.

Puntuación: 3/10.

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