Título original: American Crime Story: The Assassination
of Gianni Versace. Año: 2018. País: Estados Unidos. Género: Intriga,
Drama. Director: Ryan Murphy. Guionista: Tom Rob Smith (adaptando el
libro de Maureen Orth). Intérpretes:
Edgar Ramírez, Darren Criss, Penélope Cruz, Joe Adler, Ricky Martin, Dascha
Polanco, Max Greenfield, Jay R. Ferguson, Will Chase, Annaleigh Ashford, José
Zúñiga, Cathy Moriarty.
Lo confieso: cuando
se estrenó, hace ya casi un par de años, la primera entrega de American
Crime Story (es decir, The People v. O.J. Simpson) tenía muchas dudas con respecto a lo que Murphy
se traía entre manos. ¿Una nueva antología, a rebufo de su popular American
Horror Story, pero basada en crímenes reales? ¡¡¡Ufff!!! Mi temor
(desde que se diera a conocer el proyecto): que fuese un mero producto sensacionalista.
Pero me equivoqué. Y puedo ir un poco más lejos: su primera temporada (con sus
magníficas interpretaciones y su ágil narración) me gustó más que que las
últimas entregas de la ya mencionada American
Horror Story (bueno, vale, es que algunas, como Freak Show y Hotel,
casi no había ni por dónde cogerlas).
Ahora nos llega la
segunda temporada. Y lo hace para narrarnos el asesinato de uno de los modistos
más importantes de la historia: Gianni Versace, a quien da vida, transformándose
físicamente para ello (un poco como hizo John Travolta al ponerse en los zapatos
de Robert Shapiro), Edgar Ramírez, laureado por interpretar al revolucionario
venezolano Ilich Ramírez Sánchez en la miniserie Carlos. El cantante Ricky Martin, dando vida a su amante, Antonio D’Amico
(quien ya ha atacado duramente a la serie, tachándola de manipuladora. “La
imagen de Ricky Martin sosteniendo el cuerpo de Gianni es ridícula. Quizá es la
licencia poética del director, pero no es como yo reaccioné”, llegó a declarar
recientemente; no es el único que se ha manifestado en contra, Donatella su
hermana, ya afirmó que no iba a verla, y la familia del fallecido ha mandado a
los medios un comunicado que reza lo siguiente: “la familia Versace no ha
autorizado ni ha tenido ninguna relación con la próxima serie de televisión
sobre la muerte del señor Gianni Versace. Dado que los Versace no autorizaron
el libro en el que está parcialmente basada ni han participado en la escritura
del guion, esta serie de televisión debería ser consideraba como una obra de ficción”; Darren Criss (Glee),
interpretando a Andrew Cunanan, el hombre que acabó con la vida de Versace; y
nuestra Penélope Cruz (Volver, Vicky, Cristina, Barcelona, Todo sobre mi madre), metiéndose en la
piel de la recauchutadísima hermana del difunto, completan tan peculiar reparto
(se agradece que, aunque repitan a las órdenes de Murphy actores como Darren Criss,
Max Greenfield, popular gracias a la sitcom
New Girl, o Finn Wittrock, quien no
aparece en este primer capítulo pero sí lo hará más adelante, se haya tenido a
bien seleccionar a otros tantos rostros ajenos, hasta el momento, claro, a los
múltiples seriales que se trae entre manos el director de The
Normal Heart; aunque sólo sea porque ello suponga un más que necesario
soplo de aire fresco).
La polémica está
nuevamente servida. Era de esperar; sobre todo si tenemos en cuenta que los
temas a tratar son tan controvertidos como cercanos en el tiempo (Gianni fue
asesinado en las escaleras de su mansión de Miami en 1997). Además, Murphy no
escatima (ya en este primer capítulo) en escenas polémicas (la escena que
relataba D’Amico, sin ir más lejos). Como polémico puede resultar también su
casting; especialmente en lo que se refiere a la elección de Martin (un
cantante sin tablas cuyo currículum apenas incluye una breve participación en
un par de culebrones de habla hispana; por fortuna su presencia se presenta más
anecdótica que otra cosa). Sin embargo, quien sorprendentemente da la campanada
es Darren Criss. Y lo hace con un papel (tan protagonista o más que el
propio Versace) que nada tiene que ver con el que le dio fama en la un tanto
edulcorada Glee (sí, otras de las
creaciones del prolífico Murphy). También resultan destacables las
interpretaciones llevadas a cabo por Ramírez y Cruz, aunque en sus casos desaparezca
casi por completo el factor sorpresa (llevan años demostrando que son actores
solventes; sí, soy de los que, a diferencia de otros a los que parece costarle
admitirlo/verlo, considera a Cruz una actriz eficaz; atención a cómo imita el
duro acento de la verdadera Donatella). American
Crime Story cambia de escenarios (los oscuros juzgados del juicio contra
O.J. por la soleada Miami), de tono (del mucho más contenido y neutro de la
primera entrega al decididamente kitsch
de ésta), de protagonistas (da un merecido descanso a la solvente Sarah Paulson
en favor de nuevos intérpretes) y de personajes (aquí, en lugar de fríos, o
aparentemente fríos, y calculadores abogados, priman las personas con
inseguridades), pero sigue manteniendo un nivel lo suficientemente alto como
para seguir de cerca lo que nos tiene que contar (por mucho que sepamos de la
historia central o del devenir de sus principales implicados).
Lo mejor: Los actores (no, Ricky
Martin no). En especial Darren Criss. También la firmeza con que Murphy afronta
escenas como la que nos muestra (al inicio del capítulo, y casi sin que los
personajes abran la boca) los último minutos de vida de Gianni.
Lo peor: Se nutre de una buena
cantidad de escenas morbosas (véase, por ejemplo, aquella en la que Cunanan se
toca frente a la cama que comparten su mejor amiga y la pareja de ésta o aquella
otra en la que se nos muestra cómo gente anónima trata de sacar tajada tras el
homicidio, en lo que vendria a ser un salvaje, y amoral, “todo vale”).
Puntuación: 7/10.
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