Título original: The End of the F***ing World. Año:
2017. País: Reino Unido. Género: Drama, Comedia Negra. Director: Jonathan Entwistle. Guionistas: Jonathan Entwistle y
Charlie Covell (adaptando la novela gráfica de Charles S. Forsman). Intérpretes:
Jessica Barden, Alex Lawther, Christine Bottomley, Navin Chowdhry, Emma
Appleton, Steve Oram, Kelly Harrison.
La última sensación
de Netflix es una serie inglesa que
mezcla drama y comedia (negra; negrísima), que adapta unos cómics (obra de
Charles S. Forsman) y que se estrenó el año pasado en el Reino Unido (conviene
señalar que la misma ha sido producida por Channel
4; primero en forma de corto, también dirigido por Entwistle, y ahora como
serie), pero que nos llega a nosotros (en lo que podríamos considerar su
estreno internacional) este enero y cuya primera temporada se compone de tan
sólo 8 capítulos (de unos 20 minutos aproximadamente cada uno). Su título: The End of the F***ing World.
El argumento gira en torno a dos jóvenes, Alyssa (Jessica Barden) y James
(Alex Lawther); dos inadaptados (él, además, se define a sí mismo como “alguien
sin sentido del humor” y como “seguramente un psicópata”) que inician una
relación. Alyssa se siente atraída por James casi desde el minuto uno; él, por
su parte, sueña con cómo podría acabar con la vida de ella… Juntos protagonizan
una huida hacia ninguna parte. Pero, ¿de qué nos suenan estos
actores? Lawther interpretó a la versión juvenil de Benedict Cumberbatch (es
decir, a Alan Turing) en Descifrando
Enigma (The Imitation Game), pero también le hemos podido ver en uno de
los capítulos de la tercera temporada de la prestigiosa Black Mirror. Barden, por su parte, ha participado en películas
como Hanna,
donde su personaje trababa amistad con el de Saoirse Ronan, Tamara Drew, la cinta de Stephen Frears
sobre una joven periodista (Gemma Aterton) que regresaba a su pueblo natal ante
la inminente venta de la casa en la que se había criado, o Langosta (The Lobster), la nada complaciente distopía dirigida por
Yorgos Lanthumos, Canino
(Kynodontas), y protagonizada por Colin Farrell. También en series como la
longeva Coronation Street (en antena
desde 1960) o Penny Dreadful. Fue,
además, la protagonista femenina del corto que mencionaba antes y que dio pie a
la serie que hoy nos ocupa: TEOTFW.
The End of the F***ing World transpira
angustia juvenil (Smells Like Teen Spirit,
que diría Nirvana) por los cuatro costados. Digamos que estamos ante una
especie de versión hardcore de la
novela juvenil por antonomasia: El
guardián entre el centeno (The Catcher in the Rye), de J.D. Salinger; o,
por qué no decirlo, de Ghost World,
el cómic de Daniel Clowes sobre dos amigas adolescentes (llevado a la gran
pantalla con Thora Birch y Scarlett Johansson en los papeles principales) que
tratan de encontrar su hueco en el mundo (resumiéndolo así, de muy malas
maneras). Si bien, esta serie también rezuma mucha mala leche (véase la primera
cita de nuestros protagonistas en una cafetería). Y hasta cierta lucidez
(Alyssa, harta de que sus amigas se comuniquen a través del móvil a pesar de
estar sentadas en la misma mesa, decide estrellar el suyo contra el suelo). Digamos
también que bebe de muchas fuentes cinematográficas; o, mejor dicho, de varios
cineastas: el John Watters más irreverente, el Gregg Araki de Vivir
hasta el fin (The Living End), y su juventud alienada, o el Todd
Solondz de Bienvenidos
a la casa de muñecas (Welcome to the Dollhouse), y su marginada protagonista,
y Happiness,
y su grupo de personajes amorales. Resulta complicado, volviendo a la serie,
simpatizar con los personajes (principales) y con sus actos, pero su ágil
narración y su ajustada duración (como decía al principio, la temporada se
compone de tan sólo ocho capítulos de 20 minutos de duración), sobre todo en
estos momentos de extrema saturación (audiovisual en general y televisiva en
particular; la mal denominada “caja tonta” está viviendo un gran momento de
esplendor gracias a la calidad que nos ofrecen sus muchas, y muy variadas, producciones
de ficción), hacen de The End of the
F***king World una de las primeras citas cuasi ineludibles de este
recién estrenado 2018.
Lo mejor: Es un producto a
contracorriente; muy políticamente incorrecto; incluso un tanto perturbador. También
la presentación de personajes (por mucho que me contraríe la perversidad de
alguien como James y su fijación por matar animales; pero claro, recordemos que
prácticamente se presenta como un psicópata/sociópata).
Lo peor: Un humor capaz de herir
muchas sensibilidades. No estamos ante un trabajo para todos los públicos y sí
ante uno de esos capaces de producir un gran rechazo en el espectador medio.
Puntuación: 6,5/10.
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