Título original: Glee. Años:
2009-2015 (6 Temporadas). País: Estados
Unidos. Género: Musical, Comedia, Drama, Romance. Creadores: Ryan Murphy, Brad Falchuk e
Ian Brennan. Intérpretes: Lea Michele,
Chris Colfer, Matthew Morrison, Jane Lynch, Cory Monteith, Jayma Mays, Kevin
McHale, Darren Criss, Naya Rivera, Heather Morris, Dianna Agron, Amber Riley, Mark
Salling, Chord Overstreet, Jenna Ushkowitz, Harry Shum Jr., Becca Tobin, Lauren
Potter, Max Adler, Melissa Benoist, Dot-Marie Jones, Jacob Artist, Alex Newell,
Jonathan Groff, NeNe Leakes, Idina Menzel, Gwyneth Paltrow.
Lo reconozco: soy bastante
obsesivo con las series que me gustan. ¡Incluso llevo al día, y eso que va por
su undécima (y no demasiado memorable) temporada, Anatomía de Grey (Grey’s Anatomy)! Pero con Glee me pasó algo curioso: no tardé nada en engancharme a ella
cuando se estrenó; y tardé todavía menos en desengancharme (básicamente a mitad
de su primera temporada, tras el magnífico episodio/homenaje a Doña Madonna).
El caso es que no hace mucho volví a retomarla y… ¡me la he visto entera casi
de tirón!
Glee supuso el espaldarazo que Ryan Murphy (nuevo rey Midas de la televisión gracias a producciones como American Horror Story o la telepelícula The Normal Heart y que actualmente prepara dos proyectos de lo más interesantes para dicho medio: American Crime Story y, sobre todo, Scream Queens) necesitaba. Es cierto que el director de Come, reza, ama (Eat Pray Love) venía de crear series como Popular (que aunque sólo se mantuvo dos años en antena ha acabado convertida en serie de semi-culto) o la irreverente Nip/Tuck, pero fue con esta cuasi paródica “dramedia” sobre un grupo de jóvenes inadaptados cantarines con la dio el campanazo definitivo.
A destacar lo bien definidos que están todos los protagonistas: el profesor enrollado (Matthew Morrison), su némesis en forma de sádica entrenadora (Jane Lynch, el personaje más cartoon y maquiavélico de la teleserie), el atleta torpón de buen corazón (Corey Monteith), la egocéntrica repelente (Lea Michele), el gay que no sabe cómo salir del armario (Chris Colfer), la animadora guapa (Dianna Agron), la animadora latina y pendenciera (Naya Rivera), la animadora “tontita” (Heather Morris), el ligón (Mark Salling), el paralítico con aspiraciones (Kevin McHale), la diva que se cree la nueva Aretha Franklin (Amber Riley) o la asiática introvertida que siempre se queda, para su desgracia, en un segundo plano (Jenna Ushkowitz). También las canciones que pueblan cada episodio y que nuestros protagonistas se encargan de cantar y coreografiar. Lástima que el repertorio apenas arriesgue (Madonna, Michael Jackson, Katy Perry, Rihanna, Lady Gaga y mucho musical de Broadway/Hollywood) y que éstas lleguen a saturar por acumulación (¡cantan hasta para ir al lavabo!).
¿Y qué decir de la cantidad de rostros populares que se han paseado (Shirley MacLaine, Neil Patrick Harris, Carol Burnett, Patti LuPone, Olivia Newton-John, Gloria Estefan, Lindsay Lohan, Matt Bomer, Jeff Goldblum, John Stamos, Adam Lambert, Demi Lovato), algunos con papeles más o menos recurrentes (Sarah Jessica Parker, Kate Hudson, Whoopi Goldberg, Kristin Chenoweth, una sensacional Gwyneth Paltrow), a lo largo de las seis temporadas? Los fans de este tipo de invitados especiales estamos encantados. La liga LGTB también tiene que estar encantada por cómo ha tratado con naturalidad temas como la homosexualidad o la transexualidad (dos gays y dos lesbianas forman las parejas más icónicas de la serie; serie por la que también han desfilado personajes que se han cambiado de sexo o desean hacerlo). No en vano Murphy se toma muy en serio el tema de la diversidad sexual (en casi todos sus trabajos hay personajes homosexuales relevantes).
Es cierto que Glee nunca se recuperó de la trágica muerte de uno de sus protagonistas (Monteith). Como también es cierto que su pérdida hizo que la serie tomase otros rumbos (Murphy quería terminarla con el reencuentro entre el personaje de éste, quien entonces ejercería como profesor, y el de Lea Michele, convertida en toda una celebridad de Broadway). Pero lo cierto es que la serie empezó a perder fuelle (y gracia) mucho antes. Yo diría que al terminar la tercera temporada (lo único salvable de la cuarta son las apariciones especiales de algunos de los personajes que medio habían abandonado el programa), aunque muchos otros dirán que ya empezaba a mostrar síntomas de (prematuro) cansancio antes. Glee fue un fenómeno un tanto fugaz, pero películas como la muy divertida (y exitosa) Dando la nota (Pitch Perfect) le deben mucho. Eso por no hablar del impacto que sus canciones/versiones han tenido en las listas de ventas.
Lo mejor: Cómo juega con los clichés, su tono histriónico-paródico
y el trío formado por las animadoras “malotas” (Quin, Santana y, sobre todo, la
genialísima Brittany).
Lo peor: Personajes que van y vienen (algunos directamente desaparecen
sin explicación), unos guiones cada vez más ridículos y autocomplacientes (algunos
protagonistas tienen una rosa en el culo) y una brusca pérdida de gracia a
partir de su cuarta temporada.
Puntuación: 6,5/10.
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