Dicen que el tercer disco es
decisivo (¡toma topicazo!). Para Marina, y sobre todo tras el semi-fiasco que
supuso su anterior larga duración, Electra
Heart, todavía más. Vale, es cierto que dicho álbum no gozaba de la
frescura de The Family Jewels (su
debut). También es verdad que pecaba de ambiciosamente denso. Pero Marina se
merece algo más que ser recordada como otra cantante con buena (buenísima, por
mucho que a veces se pase recordándonoslo con innecesarios gorgoritos) voz.
Froot, que es el disco que nos interesa, se abre con uno de los mejores temas escritos por Diamandis: Happy, una balada intimista con letra preciosa (la artista ha declarado que el tema no está dedicado a Dios, a quien sí nombra en la rabiosa Savages, por muy espiritual que en él se nos muestre). Tal vez introducirnos en este nuevo trabajo con dicho tema no sea lo más acertado (el salto a Froot, el segundo, y muchísimo más movidito, corte, es demasiado pronunciado), pero he de reconocer que es, desde ya, uno de mis favoritos de este año. Es, junto a I’m a Ruin (atención a su vídeo, todo un ¿homenaje? al sobresaliente Frozen de Madonna), la que más me gusta del novísimo disco de la amiguísima de Charli XCX.
Y es que en Froot convergen dos Marinas: la intimista letrista de primera
(sirvan como ejemplo dos de los cortes ya mencionados: Happy y I’m a Ruin) y la
artista capaz de dar cuerpo y vida a temas realmente pegadizos (Forget, Can’t Pin Me Down). Por el camino se queda aquella Marina que se
atrevía a dedicarle todo un disco a un alter ego desmedido y excesivo (sí,
parece que no voy a parar de hablar del álbum que contenía Primadonna).
¿Es Froot el mejor disco de Marina & the Diamonds (por cierto, los
diamantes a los que alude su nombre artístico no son su banda; somos, tal y
como ella reconoció hace tiempo, sus fans)? Sí, sin ninguna duda. No resulta
tan novedoso como The Family Jewels
ni tan ambicioso como Electra Heart,
pero tampoco es tan amateur como el primero ni tan difícil de escuchar de tirón
como el segundo (de momento no me apetece saltarme ninguna de sus pistas). Por
desgracia las ventas no se presentan precisamente millonarias (eso sí, algunos
de sus temas se han encaramado, de forma más bien simbólica, a los primeros
puestos en Itunes). ¿Tendrá la culpa
su escasa exposición mediática? ¿Alguna emisora se ha dignado a pinchar sus
nuevos temas? ¡Más Marinas y menos Shakiras, leñe!
Lo mejor: Happy, I’m a Ruin y Forget. Que ningún tema me disguste hasta el punto de saltármelo
cada vez que suena.
Lo peor: La falta de hits potenciales.
Por lo menos a primera vista escucha.
Puntuación: 7,5/10.
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