Título original: American Horror Story: Freak Show. Año: 2014 (Temporada 4 de American
Horror Story). País: Estados Unidos.
Género: Terror. Creadores: Ryan Murphy y Brad
Falchuk. Intérpretes: Jessica Lange, Sarah Paulson, Evan Peters,
Kathy Bates, Finn Wittrock, Angela Bassett, Emma Roberts, Michael Chiklis, Frances
Conroy, Denis O’Hare, John Carroll Lynch, Gabourey Sidibe, Neil Patrick Harris,
Matt Bomer.
La cuarta temporada de esta
antología del terror ideada por Ryan Murphy (y Brad Falchuk) se presentaba como
una de las más especiales: Jessica Lange, felizmente recuperada gracias a la serie,
decidía decir adiós a la misma y anunciaba su marcha (al menos como
protagonista, ya que hay rumores que indican que podría volver interpretando
algún papelito secundario) al final de la temporada. Recordemos que la actriz ha
llevado gran parte del peso interpretativo de la serie (siendo, además, uno de
sus mejores reclamos) y que su labor ha sido reconocida tanto con el Emmy (por
partida doble) como con el Globo de Oro. La pena (aparte de que Lady Gaga sea
la encargada de sustituirla; sí, me muestro de lo más escéptico) es que se
despida a Doña Lange con la que es, al menos de momento, la temporada más
floja.
La actriz interpreta en esta
entrega a la dueña de un circo de “engendros”. Una alemana que, al igual que
sus empleados, entre los que sobresalen una mujer barbuda (Kathy Bates), un
forzudo (Michael Chiklis), un chico con pinzas en lugar de manos (Evan Peters) y
una joven con dos cabezas (Sarah Paulson), esconde más de un secreto. Precisamente
American Horror Story: Freak Show
alcanza sus mejores cotas cuando se nos va desvelando el pasado de tan peculiar
grupo.
Y es que, como ya he dicho antes,
estamos ante la temporada más irregular. La temporada en la que todos los males
que ha ido arrastrando la serie de Murphy se ven amplificados en un 200%:
subtramas a las que no se les saca todo el jugo (¡qué desperdiciado está el payaso
macabro al que da vida John Carroll Lynch y qué aburrida se torna su historia!),
agujeros narrativos aquí y allí (¿cómo es posible que nuestra protagonista se
lleve del hospital, donde está siendo custodiada por la policía, a la chica con
dos cabezas para convertirla en la estrella de su espectáculo y las autoridades
no vayan automáticamente en su busca?), numeritos musicales innecesarios (me
sobran todos, por mucho que Lange incluso se atreva con el Gods and Monsters de mi querida Lana Del Rey), un final “demasiado happy”… Lo grotesco y lo gore (todavía
tengo grabada en mi memoria la terrible escena que protagoniza el pobre Matt
Bomer) dominan la pantalla. No es que me moleste (¡ni remotamente!), pero echo
de menos a las mentes maestras que nos trajeron esa segunda temporada tan
magistral. Incluso me hubiese conformado con que este Freak Show hubiese estado a la altura de la primera o tercera (¡y
mira que ambas tienen sus puntos flacos!).
Lo mejor: Sus momentos más escabrosos.
Lo peor: Aúna lo peor de las anteriores entregas.
Puntuación: 5,5/10.
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