Título original: Das Leben der Anderen. Año: 2008.
País: Alemania. Género:
Drama. Director:
Florian Henckel von Donnersmarch. Guionista:
Florian Henckel von Donnersmarch.
Intérpretes:
Ulrich Mühe, Martina
Gedeck, Sebastian Koch, Ulrich Tukur, Thomas Thieme, Hans-Uwe Bauer,
Matthias Brenner, Herbert Knaup.
Preciosa película
(ganadora del Oscar en la categoría de mejor película de habla no
inglesa) que nos muestra de lo que es capaz el ser humano, tanto para
bien como para mal. Porque sí, es cierto que se basa en un
recriminable hecho histórico, y que muchos de sus personajes desde
luego no aparecen en pantalla para contentar al espectador, pero ello
no es problemas para que el resultado final sea sorprendentemente
esperanzador.
Año 1984, un eficiente capitán de la Stasi
(una especie de policía-espía de la antigua República Democrática
Alemana), Gerd Wiesler (Ulrich Mühe), sospecha de las verdaderas
inclinaciones políticas de un compatriota, el popular escritor Georg
Dreyman (Sebastian Koch), así como de la pareja de éste, la actriz
Christa-Maria Sieland (Martina Gedenk). Es por ello que instala un
estudio encima del piso que ambos comparten, llenando éste de micros
para escuchar todas las conversaciones y con ello asegurarse la
oportuna declaración que pueda implicarlos.
El director filma, con firmeza, un relato paranoico (casi asfixiante); una alegoría a los ideales y a la fidelidad (de ambos bandos, por muy equivocadas que puedan ser las ideas de una de las partes). Y no sólo trata de reflejar un hecho histórico (¡para nada!), se molesta principalmente en presentarnos la influencia de dichos hechos en un grupo de personas. Las interpretaciones, en general y por su parte, son realmente buenas. Si bien, sobresale el trabajo de Ulrich Mühe, quien, con aparente sencillez y sin estridencias, construye un personaje clave que será el que más cambios sufra a lo largo de la historia. Su interpretación es tan sencilla como precisa, perfecta para una historia sobrecogedora y emocionante como la que nos acontece.
Lo mejor: El
guión (su parte final, lo advierto, pone los pelos de punta).
Lo peor: Que
pueda parecer un tanto autocomplaciente.
Puntuación: 8,5/10.
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