viernes, 1 de julio de 2022

Dieciséis velas

Título original: Sixteen Candles. Año: 1984. País: Estados Unidos. Género: Comedia, Romance. Director: John Hughes. Guionista: John Hughes. Intérpretes: Molly Ringwald, Anthony Michael Hall, Paul Dooley, Michael Schoeffling, Justin Henry, John Cusack, Zelda Rubinstein.

John Hughes supo conectar como pocos con la idiosincrasia adolescente. Suyas son algunas de las producciones juveniles más populares de los ochenta, entre ellas la que nos ocupa (su debut en la dirección de largometrajes), la cual fue protagonizada por dos habituales de su cine: Molly Ringwald (aunque el papel a punto estuvo de caer en manos de Ally Sheedy) y Anthony Michael Hall (en un papel para el que se presentó el mismisimo Jim Carrey, quien se haría popular gracias a sus papeles cómicos varios años después). 
 

Ringwald interpreta aquí a Samantha, una joven que acaba de cumplir dieciséis años (el título de la película no puede ser más claro). Por desgracia para ella, su familia no se ha acordado de tan señalada fecha, el chico que le gusta, Jake (Michael Schoeffling), no sabe que existe y, para colmo de males, uno de los novatos más repelentes (Anthony Michael Hall; nota rosa: Hall y Ringwald no se soportaban al principio pero acabaron, durante un breve lapso de tiempo, siendo pareja) trata de seducirla constantemente. Nota: Dieciséis velas fue uno de los primeros trabajos de John Cusack, quien tiene un papel secundario.
 

Puede que la historia no parezca nada del otro mundo, pero el buen hacer de Hughes (gracias a su don para crear personajes con carisma y situaciones tan surrealistas como entrañables) y de Ringwald (cuyo encanto dando vida a jovencitas inocentonas y enamoradizas era innegable) hacen de esta película algo especial. No es precisamente mi trabajo favorito de dicho tándem (Hughes-Ringwald), ya que tanto La chica de rosa (Pretty in Pink), de la que Hughes era guionista, como, sobre todo, El club de los cinco (The Breakfast Club), me parecen decididamente superiores, pero sí una comedia romántica de enredo juvenil que sobresalió, por derecho propio, de entre las cintas de marcado carácter teen de los ochenta. Y ello ya es mucho, ciertamente.

Lo mejor: El libreto de Hughes y el carisma de Ringwald.

Lo peor: Algún momento divertido pero que, además de haber envejecido un poquito mal, juguetea a ser otro tipo de comedieta juvenil (cuando Samantha descubre que su ropa interior, la cual había dejado prestada al novato que la acosa para que éste ganase una apuesta, ha sido vista, previo pago, claro, por un buen puñado de criajos).

Puntuación: 6,5/10.

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