Título
original: Sixteen Candles. Año:
1984. País: Estados Unidos. Género:
Comedia, Romance. Director:
John Hughes. Guionista: John
Hughes. Intérpretes:
Molly Ringwald, Anthony Michael Hall, Paul Dooley, Michael
Schoeffling, Justin Henry, John Cusack, Zelda Rubinstein.
John Hughes supo conectar
como pocos con la idiosincrasia adolescente. Suyas son algunas de las
producciones juveniles más populares de los ochenta, entre ellas la
que nos ocupa (su debut en la dirección de largometrajes), la cual
fue protagonizada por dos habituales de su cine: Molly Ringwald
(aunque el papel a punto estuvo de caer en manos de Ally Sheedy) y
Anthony Michael Hall (en un papel para el que se presentó el
mismisimo Jim Carrey, quien se haría popular gracias a sus papeles
cómicos varios años después).
Ringwald interpreta aquí a
Samantha, una joven que acaba de cumplir dieciséis años (el título
de la película no puede ser más claro). Por desgracia para ella, su
familia no se ha acordado de tan señalada fecha, el chico que le
gusta, Jake (Michael Schoeffling), no sabe que existe y, para colmo
de males, uno de los novatos más repelentes (Anthony Michael Hall;
nota rosa: Hall y Ringwald no se soportaban al principio pero
acabaron, durante un breve lapso de tiempo, siendo pareja) trata de
seducirla constantemente. Nota: Dieciséis velas fue uno de
los primeros trabajos de John Cusack, quien tiene un papel
secundario.
Puede que la historia no parezca nada del otro
mundo, pero el buen hacer de Hughes (gracias a su don para crear
personajes con carisma y situaciones tan surrealistas como
entrañables) y de Ringwald (cuyo encanto dando vida a jovencitas
inocentonas y enamoradizas era innegable) hacen de esta película
algo especial. No es precisamente mi trabajo favorito de dicho tándem
(Hughes-Ringwald), ya que tanto La
chica de rosa (Pretty in Pink), de la que Hughes era
guionista, como, sobre todo, El
club de los cinco (The Breakfast Club), me parecen
decididamente superiores, pero sí una comedia romántica de enredo
juvenil que sobresalió, por derecho propio, de entre las cintas de
marcado carácter teen de los ochenta. Y ello ya es mucho,
ciertamente.
Lo mejor: El
libreto de Hughes y el carisma de Ringwald.
Lo peor: Algún
momento divertido pero que, además de haber envejecido un poquito
mal, juguetea a ser otro tipo de comedieta juvenil (cuando Samantha
descubre que su ropa interior, la cual había dejado prestada al
novato que la acosa para que éste ganase una apuesta, ha sido vista,
previo pago, claro, por un buen puñado de criajos).
Puntuación:
6,5/10.
No hay comentarios:
Publicar un comentario