Título
original: Can't Hardly Wait.
Año: 1998. País: Estados Unidos. Género:
Comedia. Directores: Deborah Kaplan y Harry Elfont.
Guionistas: Harry Elfont,
Deborah Kaplan. Intérpretes: Ethan Embry, Lauren
Ambrose, Charlie Korsmo, Seth Green, Jennifer Love Hewitt, Peter
Facinelli, Donald Faison, Jenna Elfman, Erik Palladino, Jaime
Pressly, Seth Peterson, Chris Owen, Marisol Nichols, Jason Segel,
Paige Moss, Clea DuVall, Leslie Grossman, Eric Balfour, Selma Blair,
Sara Rue, Amber Benson, Jennifer Elise Cox, Breckin Meyer, Jerry
O'Connell, Melissa Joan Hart.
Todo es un
poco contradictorio. Jennifer Love Hewitt parece la protagonista de
la película. Bueno, su personaje es el objeto de deseo del plantel
masculino juvenil. Pero su papel se reduce casi a eso y su nombre
aparece acreditado bastante atrás (a juzgar por los posters y demás
ella pareciera jugar aquí un rol importante). A juzgar por la fama
que arrastraba por aquel entonces, tras el éxito de Sé
lo que hicisteis el último verano (I Know What You
Did Last Summer) o su participación en la serie Cinco en familia
(Party of Five), entiendo que su nombre y presencia funcionaba como
buen anzuelo.
Escrita y
dirigida al alimón por Kaplan y Elfont, Ya no puedo esperar
parece aspirar a ser una especie de mezcla definitiva entre el cine
juvenil de Hughes y a otro más cercano en el tiempo, y desordenado
(y soez), como American Pie. Si bien, también parece tomar
como base la segunda película de culto de Kevin Smith: Mallrats,
a la que trata de plagiar, en tono y forma (vale, el desenlace de la
película protagonizada por Lee y Doherty no es el más original del
mundo, pero esta Ya no puedo esperar lo fusila sin nada de
gracia, que es lo que sí tenía la cinta de 1995), fracasando
miserablemente, como diría Heather Duke. Otra cosa que sí tenía
Mallrats
es personajes carismáticos que, a pesar de todo, caían bien. Los de
esta Ya no puedo esperar no pueden horrorizarme más, Y no
sólo me refiero al de Facinelly (ex de Jennie Garth), cuya función
es la de simple malo de la peli. Me refiero a todos. En el mejor de
los casos no me espantan o me provocan indiferencia. Desde luego
están a años luz de los que creaba Hughes. Tampoco ayuda una
dirección de lo más plana y anodina.
Si buena
parte de la acción de Mallrats tenía lugar en, claro, un
centro comercial, la de esta Ya no puedo esperar lo hace en
una fiesta. Fiesta a la que acuden todo un grupúsculo de estudiantes
entre los que destaca nuestro protagonista (Ethan Embry), quien anda
enamorado de una de las chicas más populares del lugar (Jennifer
Love Hewitt), la cual acaba de romper con el insufrible deportista (y
machirulo) de turno (Peter Facinelli). Aunque, bueno, también
convendría destacar la figura de mejor amiga de nuestro protagonista
(Lauren Ambrose) y de la curiosa relación que se establece entre
ésta y el raruno Kenny (Seth Green). El caso es que resulta una
auténtica lástima que una película así, que podría aspirar (sea
lo que sea eso o aunque ello no sea gran cosa) a ser la quintaesencia
del cine juvenil (tiene los actores, los cameos, el escenario ideal)
se presente como una cosa tan insustancial y hasta tan insultante.
Mal. Muy mal.
Lo mejor:
La gran cantidad de rostros
juveniles populares que aparecen por pantalla. Muchos de ellos ni
siquiera acreditados.
Lo peor:
Me sentí continuamente
insultado por el uso (y abuso) tan nauseabundo y despectivo que se
hace de la palabra marica. Deplorable es poco.
Puntuación:
3/10.
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