martes, 26 de julio de 2022

Ya no puedo esperar

Título original: Can't Hardly Wait. Año: 1998. País: Estados Unidos. Género: Comedia. Directores: Deborah Kaplan y Harry Elfont. Guionistas: Harry Elfont, Deborah Kaplan. Intérpretes: Ethan Embry, Lauren Ambrose, Charlie Korsmo, Seth Green, Jennifer Love Hewitt, Peter Facinelli, Donald Faison, Jenna Elfman, Erik Palladino, Jaime Pressly, Seth Peterson, Chris Owen, Marisol Nichols, Jason Segel, Paige Moss, Clea DuVall, Leslie Grossman, Eric Balfour, Selma Blair, Sara Rue, Amber Benson, Jennifer Elise Cox, Breckin Meyer, Jerry O'Connell, Melissa Joan Hart.
 
Todo es un poco contradictorio. Jennifer Love Hewitt parece la protagonista de la película. Bueno, su personaje es el objeto de deseo del plantel masculino juvenil. Pero su papel se reduce casi a eso y su nombre aparece acreditado bastante atrás (a juzgar por los posters y demás ella pareciera jugar aquí un rol importante). A juzgar por la fama que arrastraba por aquel entonces, tras el éxito de Sé lo que hicisteis el último verano (I Know What You Did Last Summer) o su participación en la serie Cinco en familia (Party of Five), entiendo que su nombre y presencia funcionaba como buen anzuelo.
 
 
Escrita y dirigida al alimón por Kaplan y Elfont, Ya no puedo esperar parece aspirar a ser una especie de mezcla definitiva entre el cine juvenil de Hughes y a otro más cercano en el tiempo, y desordenado (y soez), como American Pie. Si bien, también parece tomar como base la segunda película de culto de Kevin Smith: Mallrats, a la que trata de plagiar, en tono y forma (vale, el desenlace de la película protagonizada por Lee y Doherty no es el más original del mundo, pero esta Ya no puedo esperar lo fusila sin nada de gracia, que es lo que sí tenía la cinta de 1995), fracasando miserablemente, como diría Heather Duke. Otra cosa que sí tenía Mallrats es personajes carismáticos que, a pesar de todo, caían bien. Los de esta Ya no puedo esperar no pueden horrorizarme más, Y no sólo me refiero al de Facinelly (ex de Jennie Garth), cuya función es la de simple malo de la peli. Me refiero a todos. En el mejor de los casos no me espantan o me provocan indiferencia. Desde luego están a años luz de los que creaba Hughes. Tampoco ayuda una dirección de lo más plana y anodina.
 
 
Si buena parte de la acción de Mallrats tenía lugar en, claro, un centro comercial, la de esta Ya no puedo esperar lo hace en una fiesta. Fiesta a la que acuden todo un grupúsculo de estudiantes entre los que destaca nuestro protagonista (Ethan Embry), quien anda enamorado de una de las chicas más populares del lugar (Jennifer Love Hewitt), la cual acaba de romper con el insufrible deportista (y machirulo) de turno (Peter Facinelli). Aunque, bueno, también convendría destacar la figura de mejor amiga de nuestro protagonista (Lauren Ambrose) y de la curiosa relación que se establece entre ésta y el raruno Kenny (Seth Green). El caso es que resulta una auténtica lástima que una película así, que podría aspirar (sea lo que sea eso o aunque ello no sea gran cosa) a ser la quintaesencia del cine juvenil (tiene los actores, los cameos, el escenario ideal) se presente como una cosa tan insustancial y hasta tan insultante. Mal. Muy mal. 
 
Lo mejor: La gran cantidad de rostros juveniles populares que aparecen por pantalla. Muchos de ellos ni siquiera acreditados. 
 
Lo peor: Me sentí continuamente insultado por el uso (y abuso) tan nauseabundo y despectivo que se hace de la palabra marica. Deplorable es poco. 
 
Puntuación: 3/10.

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