Título original: The Substance. Año: 2024. País: Reino Unido. Género: Terror. Directora: Coralie Fargeat. Guionista: Coralie Fargeat. Intérpretes: Demi Moore, Margaret Qualley, Dennis Quaid, Tom Morton, Gore Abrams, Tiffany Hofstetter, Oscar Lesage, Joseph Balderrama.
Demi Moore, o más bien
su interpretación, ha sido uno de los grandes reclamos de esta La
Sustancia, la cuál, dicho sea de paso, se hizo con el improbable
(y no porque no lo mereciese, sino por ser una producción de género;
del género de terror, y más concretamente, del body horror,
tan denostado en general) galardon a mejor guión en Cannes. Y es que
nadie (o casi nadie) mejor que Moore, quien paso de ser la actriz
mejor pagada de Hollywood, gracias a las terribles La teniente
O'Neil (G.I. Jane) y Sriptease,
a un segundo plano poco a poco hasta casi desaparecer tras el
desastre económico y crítico de ambas.
Y es que ella da vida a
una actriz cuyos días de gloria han quedado en el pasado y que está
a punto de ser sustituida de su programa televisivo de gimnasia (sí,
a lo Jane Fonda). Es entonces cuando se le presenta una curiosa
propuesta...
Hay tres cosas importante
a destacar: por un lado lo visual, ya que estamos ante una película
minimalista (en todos los sentidos, ya que cuenta con sólo un puñado
de diálogos; vamos, que dice poco pero todo lo que dice tiene mucha
enjundia) pero tremendamente llamativa que entra por los ojos gracias
a tres factores (el diseño de producción y los trabajos de
fotografía y dirección; Fargeat demuestra en este, su segundo
largometraje, que tiene una gran capacidad para dar con el encuadre
perfecto); por otro las interpretaciones (Qualley resplandece y Moore
es una valiente por haber aceptado un papel que la ha debido llevar
a lugares bien oscuros); por último un guión que, si bien no
reinventa la rueda, ya que es como si Cronenberg (quien salivará al
ver esta La sustancia) hubiese dirigido Cisne
negro (Black Swan), contiene un poderosísimo mensaje.
Eso sí, abstenerse estómagos sensibles.
Lo mejor:
Historia, interpretaciones y puesta en escena.
Lo peor: Realmente
se sabe cuál va a ser su devenir tras los primeros 15 minutos. Eso y
una duración (aproximadamente dos hora y cuarto) excesiva que
fácilmente se podría haber recortado ligeramente (15 minutos,
tranquilamente; su último acto se alarga innecesariamente, por mucho
que su grotesco desenlace funcione tanto como explosivo desenlace para
espantar al personal más delicado).
Puntuación: 8/10.
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