Título
original: Saw. Año:
2004. País: Estados Unidos. Género:
Terror. Director:
James Wan. Guionistas: Leigh
Whannel (adaptando una historia propia y de James Wan). Intérpretes:
Cary Elwes, Danny Glover, Monica Potter, Leigh Whannell, Tobin Bell,
Dina Meyer, Shawnee Smith, Michael Emerson, Makenzie Vegas, Ken
Leung.
Cuando el cine de terror
juvenil parecía palidecer de nuevo (tras su gran resurrección de la
mano de Scream),
el género dio un giro hacía el gore más estridente y descarnado de
la mano de Saw, creando de paso todo un subgénero, el
denominado torture porn.
La trama de Saw,
recordemos que por ella estamos aquí, es una especie de rompecabezas
(a lo Cube;
para servidor, un título muy superior al que nos ocupa) sobre
un sádico, de nombre Jigsaw (Tobin Bell), que tortura a base de
extravagantes juegos físicos y psicológicos.
Wan, quien ha
dirigido distintas entregas de franquicias como Expediente Warren
(The Conjuring), Insidious, Aquaman o Fast &
Furious, consigue crear tensión (aunque alguna subtrama, como la
de los detectives, resulte demasiado monótona y anodina) y no se
puede negar que la historia es, a priori, curiosa (por mucho que la
misma derive poco a poco en un simple juego de ver cuán lejos se
puede llegar y cómo conseguir la escena más repulsiva posible; sin
llegar al nivel de repulsión de, por ejemplo Terrifier). Mi
mayor problema con ella: en mi mente sólo queda para el “recuerdo”
su parte escabrosa y morbosa. Poco importan las interpretaciones
(solventes Elwes, Glover y Potter; Serie B el resto) o el apartado
técnico (por mucho que el ambiente malsado esté francamente
logrado). Todo queda aquí en un segundo plano. Lo importante es la
casqueria; la truculencia.
Lo mejor: Fue
iniciática; la primera de una saga sin fin. Su escena inicial es
imperdible.
Lo peor: Su
punto de partida tiene su gracia, pero su devenir me interesa
infinitamente menos (no os digo ya sus secuelas...).
Puntuación: 5,5/10.
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