Título
original: Lung
Boonmee raluek chat. Año:
2010. País: Tailandia. Género:
Drama, Fantasía. Director:
Apichatpong Weerasethakul. Guionista: Apichatpong
Weerasethakul.Intérpretes:
Thanapal Saisaymar, Sakda Kaewbuadee, Jenjira Jansuda, Vien Pimdee,
Wallapa Mongkolprasert, Natthakarn Aphaiwonk, Kanokporn Thongaram.
Ésta
fue, que yo recuerde, la primera película tailandesa que vi. Y es
que las cintas de dicha nacionalidad no suelen conocer estreno por
estos lares, pero la que nos ocupa sí que lo hizo, gracias, en
parte, a su buena recepción crítica en distintos festivales (en el
de Cannes, sin ir más lejos, se llevó la Palma de Oro).
Además,
su tono fantástico, o que algunos comparasen a su director con el
siempre genial David Lynch (uno de mis directores fetiches; también
uno de esos directores que despiertan tanto amor como animadversiones
varias, eso es así), llamó mi atención. Si bien, no sabía qué
esperar.
Es difícil hablar de esta película, pero bueno,
podría decirse que es un cuento sobre la muerte; un cuento con un
ritmo (excesivamente) pausado; un cuento de lo más poético; un
cuento que adormilará a unos (los que no soporten su tempo) y
encantará a otros (los que disfruten con las historias diferentes y
exóticas). A mí no me llegó a conquistar (su tempo me resultó
insufrible en algunos momentos), pero sí que disfruté con su
lirismo y con algunas de sus bellas escenas.
Lo mejor: Que
sea una rareza; algo que siempre me puntúa bien. Yo destacaría, muy
por encima de todas, la secuencia que protagoniza una princesa
(Wallapa Mongkolprasert) que acaba haciendo un pacto con el Dios de
una laguna, aunque sólo sea por su belleza lírica y visual.
Lo peor: Tono
y tempo; ambos dos me desquiciaron en más de una ocasión.
Puntuación: 5/10.


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