sábado, 20 de julio de 2019

Querelle

Título original: Querelle. Año: 1982. País: Alemania del Oeste. Género: Drama, Intriga, Erótico. Director: Rainer Werner Fassbinder. Guionista: Rainer Werner Fassbinder (adaptando la novela de Jean Genet). Intérpretes: Brad Davis, Franco Nero, Jeanne Moreau, Laurent Malet, Hanno Pöschl, Günther Kaufmann, Roger Fritz, Dieter Schidor, Burkhard Driest, Natja Brumckhorst.

Querelle (Brad Davis, convertido, gracias a esta película, en uno de los grandes iconos gay por excelencia) es un marinero tan bello como manipulador que, tras desembarcar en un prostíbulo de mala muerte, decide reanudar la conflictiva relación que mantiene con su hermano, a la par que comienza una aventura sin rumbo que le lleva a traficar y asesinar con una frialdad inusitada, despertando, de paso, todo tipo de pasiones enfrentadas.


Lo más llamativo de Querelle son sus estrafalarios decorados, los cuales dan la sensación de ser de cartón piedra, tan falsos (cuasi teatrales) como curiosos (véanse esas columnas que simulan ser penes enormísimos). Lo mismo ocurre con el vestuario, tan exagerado como todo en la película: marineros con camisas ajustadas y policías encuerados. Todo como sacado de cualquier fantasía homoerótica llevada al extremo; todo como inspirado en el trabajo de Tom of Finland, diría yo. A ello se suma una fotografía en la que predominan los colores cálidos, provocando una sensación sofocante; muy acorde con lo que nos ofrece el relato. Atención a la participación de dos intérpretes internacionales tan mitificados como el italiano Franco Nero y la francesa Jeanne Moreau.


Pero sigamos hablando de Querelle. De cómo su guión, tan sencillo en apariencia, acaba resultando(me) algo irritante, verbigracia de unos diálogos inconexos y una falta de línea argumental clara. Ello hace mella en unas obvias sobreactuaciones (sirvan como ejemplo varias de las peleas, con o sin navajas de por medio) del conjunto de actores. Actuaciones en plena concordancia con el guión que (los actores) han de recitar. Aún y con todo, Querelle supone un extraño ejercicio cuya fascinación queda maximizada por toda su retahíla de excesos (por mucho que a servidor acaben saturándole) y por un guión tan demente como irreverente. Nota: Fassbinder, quien anteriormente había dirigido películas tan destacables como La ley del más fuerte (Faustrecht der Freiheit) o El matrimonio de María Braun (Die Ehe der Maria Braun), murió antes del estreno de Querelle.

Lo mejor: Es toda una fantasía kitsch.

Lo peor: Una colección de excesos (a destacar escenas como aquella en la que Querelle termina degollando a un compañero y tras caer al suelo la sangre brota a borbotones, o aquella en la pierde deliberadamente a los dados (sic) para ser “violado” por el dueño del burdel) que, personalmente, no me terminan de convencer, por mucho que sean los que, en definitiva, acabaron convirtiendo a Querelle en una película de culto.

Puntuación: 5,5/10.

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