Título original: Querelle. Año: 1982. País: Alemania del Oeste. Género: Drama, Intriga, Erótico. Director: Rainer Werner Fassbinder. Guionista:
Rainer Werner Fassbinder (adaptando la novela de Jean Genet). Intérpretes:
Brad Davis, Franco Nero, Jeanne Moreau, Laurent Malet, Hanno Pöschl, Günther
Kaufmann, Roger Fritz, Dieter Schidor, Burkhard Driest, Natja Brumckhorst.
Querelle (Brad
Davis, convertido, gracias a esta película, en uno de los grandes iconos gay
por excelencia) es un marinero tan bello como manipulador que, tras desembarcar
en un prostíbulo de mala muerte, decide reanudar la conflictiva relación que
mantiene con su hermano, a la par que comienza una aventura sin rumbo que le
lleva a traficar y asesinar con una frialdad inusitada, despertando, de paso,
todo tipo de pasiones enfrentadas.
Lo más llamativo de Querelle son sus
estrafalarios decorados, los cuales dan la sensación de ser de cartón piedra,
tan falsos (cuasi teatrales) como curiosos (véanse esas columnas que simulan
ser penes enormísimos). Lo mismo ocurre con el vestuario, tan exagerado como
todo en la película: marineros con camisas ajustadas y policías encuerados. Todo
como sacado de cualquier fantasía homoerótica llevada al extremo; todo como inspirado
en el trabajo de Tom of Finland, diría yo. A ello se suma una fotografía en la
que predominan los colores cálidos, provocando una sensación sofocante; muy
acorde con lo que nos ofrece el relato. Atención a la participación de dos
intérpretes internacionales tan mitificados como el italiano Franco Nero y la
francesa Jeanne Moreau.
Pero sigamos hablando de Querelle. De cómo su guión, tan sencillo en apariencia, acaba resultando(me) algo irritante, verbigracia de unos diálogos inconexos y una falta de línea argumental clara. Ello hace mella en unas obvias sobreactuaciones (sirvan como ejemplo varias de las peleas, con o sin navajas de por medio) del conjunto de actores. Actuaciones en plena concordancia con el guión que (los actores) han de recitar. Aún y con todo, Querelle supone un extraño ejercicio cuya fascinación queda maximizada por toda su retahíla de excesos (por mucho que a servidor acaben saturándole) y por un guión tan demente como irreverente. Nota: Fassbinder, quien anteriormente había dirigido películas tan destacables como La ley del más fuerte (Faustrecht der Freiheit) o El matrimonio de María Braun (Die Ehe der Maria Braun), murió antes del estreno de Querelle.
Lo mejor: Es toda una fantasía kitsch.
Lo peor: Una colección de
excesos (a destacar escenas como aquella en la que Querelle termina degollando
a un compañero y tras caer al suelo la sangre brota a borbotones, o aquella en
la pierde deliberadamente a los dados (sic) para ser “violado” por el dueño del
burdel) que, personalmente, no me terminan de convencer, por mucho que sean los
que, en definitiva, acabaron convirtiendo a Querelle en una película de culto.
Puntuación: 5,5/10.
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