Título original: Poltergeist. Año: 1982. País: Estados Unidos. Género: Terror. Director:
Tobe Hooper (¿y Steven Spielberg?). Guionistas:
Steven Spielberg, Mark Victor y Michael Grais. Intérpretes: Craig T. Nelson, JoBeth Williams,
Heather O’Rourke, Beatrice Straight, Oliver Robins, Zelda Rubinstein, Dominique
Dunne, Richard Lawson.
Durante los ochenta
proliferaron las producciones de terror para (casi) todos los públicos. Es
decir, cintas en las que predominaban los sustos y los efectos especiales por
encima de la sangre y la casquería. El mismísimo Spielberg apadrinó algunas de
ellas, como por ejemplo la que nos ocupa (ésta y Gremlins fueron dos de las más populares de la época), para la cual
ejerció de guionista y productor, aunque las malas lenguas dicen que también de
director y montador. Y es que sus diferencias con Hooper, popular entre los
fanáticos del género por haber dirigido La
matanza de Texas (The Texas Chainsaw Massacre), dieron mucho de qué hablar.
La historia de Poltergeist nos
muestra cómo la tranquila vida de una familia se ve trastocada cuando comienzan
a suceder una serie de fenómenos paranormales (ruidos extraños, objetos que se
mueven…) en su hogar. La cosa empeora cuando la hija pequeña, Carol Anne (Heather
O’Rourke; su trágica y prematura muerte, por culpa de un parásito intestinal y
mientras rodaba la tercera entrega de la película que nos ocupa, forma parte de
la leyenda negra de Hollywood y se vio como una especie de maldición por lo
anómalo, ya que por lo visto hubo varias negligencias, de la misma; Drew
Barrymore, por cierto estuvo a punto de hacerse con el papel, pero Spielberg
prefirió contratarla mejor para su exitosa E.T.),
muestra cierta conexión con los que se dedican a provocar dichas anomalías…
En Poltergeist conviven dos cintas que, en ocasiones, acaban mezclándose. Puede que sea por las diferencias creativas entre Spielberg y Hooper, pero a lo largo de su metraje nos encontramos tanto momentos en los que prima la formalidad (la mano del primero se deja notar en algunos de los más moralistas) como otros mucho más grotescos (véase el clímax final). De todas maneras, lo cierto es que el resultado final no se resiente en demasía y, a día de hoy, sigue siendo una de las películas de terror más accesibles para los no aficionados al género. También una de las más populares (a pesar de que servidor la considera, por momentos, algo irregular o excesivamente mainstream) producciones de género de los ochenta. Nota: Poltergeist obtuvo tres nominaciones a los Oscar, los correspondientes a mejores efectos visuales, efectos de sonido y banda sonora original.
Lo mejor: Su afán (o al menos
intento) por dignificar tan denostado género.
Lo peor: ¿Por qué contrataron a
alguien como Tobe Hooper si lo que querían era hacer una película de género
para casi todos los públicos? ¿Qué sentido tiene? Normal que no llegase a un
acuerdo con Spielberg (famoso por su afán controlador) y éste acabase llevando
la película a su terreno.
Puntuación: 6,5/10.
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