Título original: Riverdale. Años: 2018-2019 (Temporada 3 de Riverdale). País: Estados Unidos. Género:
Drama, Intriga. Creador: Roberto
Aguirre-Sacasa. Intérpretes: K.J. Apa, Lili Reinhart, Camila Mendes, Cole
Sprouse, Madelaine Petsch, Marisol Nichols, Mädchen Amick, Luke Perry, Lochlyn
Munro, Skeet Ulrich, Ashleigh Murray, Mark Consuelos, Robin Givens, Casey Cott,
Ross Butler, Sarah Habel, Asha Bromfield, Vanessa Morgan, Charles Melton, Gina
Gershon, Chad Michael Murray, Molly Ringwald, Anthony Michael Hall.
Esta tercera
temporada de Riverdale, como ya
comenté cuando hablé
de la anterior, guarda muchas más semejantes con su predecesora que con la primera
de sus entregas. Y sí, como también dije, eso es algo más negativo que positivo
(¿no ven que menos es más?).
Resuelto los
misterios desarrollados anteriormente (o eso creemos, ejem), la temporada se
inicia con el juicio contra Archie (K.J. Apa) por asesinato (asesinato que no
cometió, claro); juicio que termina con el joven encerrado y con el inicio de
una de las tramas más anodinas. Porque sí, las que envuelven a Archie, siempre
al límite del bien y del mal (todo el tema del boxeo), y a Veronica (Camila
Mendes), y el entramado mafioso orquestado alrededor de su figura y la de la sus
progenitores, me aburren soberanamente. Tampoco es que sean infinitamente
mejores las de Jughead (Cole Sprouse), y su recién recuperada madre (una Gina
Gershon a la que algunos recordarán por trabajos tan ¿memorables? como Showgirls), o una siempre en guardia
Betty (Lili Reinhart), por mucho que el suyo siga siendo uno de los personajes
más agradecidos de la serie (infinitamente más que los de Archie y Veronica;
eso es así). A destacar la inesperada pareja formada por la siempre
manipuladora, y disfrutable, Cheryl (Madelaine Petsch) y la outsider Toni (Vanessa Morgan).
Señalemos que el
principal misterio de la temporada gira en torno a un extraño juego de rol
llamado Grifos y Gárgolas; juego con
el que El Rey Gárgola no para de cobrarse víctimas (adivinar quién se encuentra
tras la figura de tan peculiar personaje será lo que nos mantenga ocupados). Pero
ojo, también tenemos otras muchas subtramas, entre ellas una que tiene como
protagonista a una secta, conocida como La Granja y dirigida por Edgar Evernever
(Chad Michael Murray, quien ya participó en otra popular serie del canal The CW, el dramón juvenil One Tree Hill). Y sí, la temporada
también cuenta (¡horror!) con su pertinente capítulo musical. Carrie
en la pasada; Escuela
de jóvenes asesinos (Heathers) en ésta. Pero lo que toman como base es
el popular musical y no tanto la película de culto. El resultado: un desastre
de proporciones bíblicas. No captan, ni remotamente, el espíritu de la obra protagonizada
por Winona Ryder, Christian Slater y Shannen Doherty. Esta última, por cierto,
participa en el primer capítulo de la siguiente temporada (estrenada, en
Estados Unidos, el pasado 9 de octubre), el cual homenajea a Luke Perry, con quien
formó una de las parejas más icónicas de la pequeña pantalla gracias a Sensación
de vivir (Beverly Hills, 90210), fallecido este año y que ha estado
dando vida al padre de nuestro protagonista desde el inicio de la serie. Mucho
más cuqui les queda el particular homenaje, durante su cuarto capítulo, a El
club de los cinco (The Breakfast Club), la imperecedera cinta juvenil
de John Hughes. Dicho capítulo, por cierto, cuenta con la aparición especial de
Anthony Michael Hall (actor implicado, al igual que Molly Ringwald, con papel recurrente
en Riverdale, en dicha película). Ojalá
sus nuevos capítulos nos traigan algún avance y no el estancamiento (más de lo
mismo; a veces me vale, pero aquí empieza a cansarme) visto en esta tercera
parte.
Lo mejor: El episodio homenaje a
El club de los cinco y que, a pesar
de sus muchos altibajos, la serie sigue enganchando a base de intrigas y giros
de guión. También la pareja formada por Cheryl y Toni.
Lo peor: Mantiene todo aquello
que hizo que su segunda temporada me gustara menos que la primera.
Puntuación: 5,5/10.
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