martes, 14 de enero de 2020

Qué les pasa a los hombres

Título original: He’s Just Not That Into You. Año: 2009. País: Estados Unidos. Género: Comedia, Drama, Romance. Director: Ken Kwapis. Guionistas: Marc Silverstein y Abby Kohn (adaptando el libro de Greg Behrendt y Liz Tuccillo). Intérpretes: Ginnifer Goodwin, Scarlett Johansson, Justin Long, Drew Barrymore, Jennifer Aniston, Jennifer Connelly, Ben Affleck, Bradley Cooper, Kevin Connolly, Kris Kristofferson.

Gigi (Ginnifer Goodwin) tiene una cita con Conor (Kevin Connolly). Ella cree que puede ser el inicio de algo, pero él sigue obsesionado con Anna (Scarlett Johansson), aspirante a cantante que conoce por casualidad a Ben (Bradley Cooper), quien está casado con Janine (Jennifer Connelly), compañera de trabajo de Gigi y de Beth (Jennifer Aniston). Beth lleva siete años de relación con Neil (Ben Affleck), alérgico al matrimonio, para desesperación de ella, mientras que Mary (Drew Barrymore) no tiene suerte con los hombres y Alex (Justin Long) es un cínico que mira de reojo las relaciones sentimentales.


Debo confesar que siento una predilección especial por las historias corales de vidas entrelazas. No importa si son dramas realistas con la firma de Robert Altman, disparates juveniles al estilo Gregg Araki o esa suerte de duelos lingüísticos realizados por Quentin Tarantino. Me gustan y me atraen irremediablemente. Y Qué les pasa a los hombres (que por cierto no tiene nada que ver, ni de lejos, con las películas dirigidas por los anteriormente nombrados) no es una excepción a pesar de su evidente irregularidad.


Lo primero que llama la atención de la película es su espectacular reparto. De hecho es lo más interesante que nos ofrece Qué les pasa a los hombres. Casi se podría decir que resulta demasiado bueno para la manida (y en ocasiones cursi) historia de amores y desamores que nos cuentan aquí. Tampoco ayuda mucho su televisiva puesta en escena (en ocasión parece que estamos viendo el episodio de alguna serie de la tele; dicho ello de la manera más peyorativa posible) o esos interludios con gente hablando directamente a cámara sobre su vida privada y que resultan totalmente prescindibles. Si bien, es cierto que (y a pesar de ello) la película se desenvuelve con soltura y en ningún momento se hace aburrida a pesar de sus dos horas de duración. En parte gracias a que consiguen mantener un interés similar por cada personaje (¿lucha de egos?) o porque resulta relativamente fácil identificarse con alguno de ellos (aunque sólo sea por la variedad), pero sobre todo por el buen hacer de un reparto sobradamente preparado.

Lo mejor: Un reparto de campanillas.

Lo peor: El poco partido que se le saca a dicho reparto de campanillas y a las historias de prácticamente todo el conjunto de personajes.

Puntuación: 5,5/10.

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