Título original:
Alice in Wonderland. Año: 2010. País: Estados
Unidos. Género: Aventuras, Fantasía. Director:
Tim Burton. Guionista:
Linda Woolverton (adaptando las novelas de Lewis Carroll).
Intérpretes:
Mia Wasikowska, Johnny Depp, Helena Bonham Carter, Anne Hathaway,
Crispin Glover, Matt Lucas, Marton Csokas, Lindsay Duncan, Gerarldine
James, John Hopkins, Eleanor Tomlinson.
A priori, las novelas
escritas por Lewis Carroll parecían perfectas para ser adaptadas por
alguien como Tim Burton, quien ya había destacado creando mundos y
personajes tan curiosos como los de Bitelchús (Beetlejuice) o
Big Fish. Y es que, de un tiempo a esta parte, parece que el
director se ha acomodado en su propio estilo visual, dirigiendo
películas basadas en textos ya conocidos y alejándose del encanto
de sus historias a medio camino entre lo fantástico y lo siniestro
(pero con un toque melancólico). Sí, es cierto, añoro al creador
de Eduardo
manostijeras (Edward Scissorhands) y la película que
nos ocupa no hace nada para que ello cambie.
La película se
presenta como una mezcla de las dos novelas protagonizadas por Alicia
(Mia Wasikowska) y narra su fantástico viaje a un mundo habitado por
seres extraordinarios; mundo al que llega huyendo de una realidad a
la que no es capaz de enfrentarse. Dicho mundo fantástico y sus
habitantes le sirven a Burton para desplegar su talento e imaginación
(gran parte del encanto de la película radica en la caracterización
de los personajes) y para que los creadores de efectos especiales
innoven (otro de los puntos fuertes de la película; Depp, en la que
fue su séptima colaboración con Burton, se llegó a quejar
amargamente de lo exasperante que fue el tener que actuar
continuamente frente a una pantalla verde a la espera de que ésta se
convirtiese en los fastuosos escenarios de la película).
Aunque Burton se rodea de actores habituales de su cine, como Johnny Depp o Helena Bonham Carter (cuyo personaje es el que más me gusta, aunque influya mucho su caracterización), el personaje principal, es decir, el de Alicia, recae en la (hasta el momento) casi desconocida Mia Wasikowska. Y sí, las interpretaciones son tan excesivas como cabría esperar. Si bien, dichos excesos quedan eclipsados por los preciosistas decorados, por los personajes (atención a los batracios sirvientes y la bronca que sufren por parte del personaje de Helena Bonham Carter) y por todo lo que tenga que ver con el tema visual, el verdadero protagonista de la película. Convendría señalar también que uno de los temas principales de la misma, el poder de decisión y de construir tu propio futuro (lo que viene a ser, sencillamente, madurar), no está tratado de manera convincente (ni correcta), algo que evidencia su apresurado final. Lo que esta Alicia en la país de las maravillas nos ofrece, en definitiva, es una entretenida revisitación (algo infantilona) que, eso sí, se disfruta algo más gracias a las tres dimensiones (recurso que no me atrae especialmente, dicho sea de paso).
Lo mejor: Es
tan llamativa como cabria esperar.
Lo peor: Es
demasiado blanda. Se nota sobremanera en su atropellado, y simplista,
discurso final.
Puntuación: 5/10.
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