Título
original: Euphoria. Año:
2019 (Temporada 1 de Euphoria). País: Estados
Unidos. Género:
Drama. Creador:
Sam Levinson. Intérpretes: Zendaya,
Hunter Schafer, Jacob Elordi, Maude Apatow, Barbie Ferreira, Angus
Cloud, Alexa Demie, Sydney Sweeney, Eric Dane, Nika King, Storm Reid,
Algee Smith, Alanna Ubach.
Sam Levinson
venía de llamar la atención del personal gracias a la polémica
Nación salvaje (Assassination
Nation), especie de versión macarra, y con un discurso
infinitamente más poderoso, de la injustamente denostada Spring
Breakers. Ahora, y gracias a esta Euphoria, me queda
bastante claro que podría estar llamado a ser la voz de toda una
generación, por muy grandilocuente (y destinado a la decepción)
que, me consta, pueda sonar semejante título.
Presentado
inicialmente como un drama juvenil actualizado,
Euphoria,
tiene por protagonistas a unas excelentes Zendaya (chica
Disney que se hizo, por su labor aquí, con un más que
merecido Emmy) y Hunter Schafer, en unos papeles ciertamente alejados
de esos jóvenes perfectos que funcionan como voz de la conciencia y
con los que, por norma general, suele ser muy difícil (cuando no
imposible) identificarse. La primera es una joven con problemas con
las drogas (drogas, sexo y acoso escolar serán algunos de los temas
sobre los que gira la acción; siempre desde un tono que la aleja de
otros trabajos de temática similar pero más inocuos,
bienintencionados o directamente fantasiosos); la segunda a una joven
transexual que trata de encontrarse (Schafer alabó en distintas
entrevistas que en
Euphoria, catalogada como la serie juvenil
de la
Generación Z, las etiquetas no fuesen tan relevantes)
al mismo tiempo que mantiene sexo con hombres mayores (y aquí es
donde aparece el personaje de Eric Dane y una de las escenas más
polémicas cuando la serie comenzó a emitirse en
HBO). A
ellas se unen otros tan relevantes como Kat (Barbie Ferreira), quien
explota su
body positive. Y, como buena serie actual, las
nuevas tecnologías en general, y las redes sociales en particular,
juegan un papel relevante.
No la
tacharía de discursiva, pero sus diálogos gozan de una importancia
y de un peso (por lo que cuentan) realmente llamativo. Como
llamativa, para bien (para muy bien), es su diversidad (sí, cuando
digo que es una serie juvenil actual, o más bien pegada a la
actualidad, lo digo por algo) y la naturalidad con que se desenvuelve
a la hora de dar voz a su plantel por un lado y a ciertos
problemas/dilemas por otro (una serie juvenil no ha de estar exenta
de ellos, las cosas como son).
Euphoria tiene su propia voz;
una voz distinta, toca temas escabrosos pero desde un prima muy
distinto al de, por ejemplo y por citar otra serie juvenil seria (o
sea, no tipo
Riverdale)
más o menos reciente,
Por
trece razones (13 Reasons Why), y arrolladora. Estamos
ante una de las series revelación de su año.
Lo mejor: Va de
menos a más, siendo ya desde su primer capítulo una serie fresca
(sí, ya sé que es un calificativo que ha quedado un poco para el
cajón de sastre) y muy válida. Las actuaciones son naturales (a
pesar de que lo que muchas veces les pase a sus personajes no lo sea
tanto) y la pareja (con sus múltiples idas y venidas) formada por
los personajes de Zendaya y Schafer rezuma carisma. Es una delicia a nivel visual y sonoro. El final de
temporada es, de seguro, lo mejor que vi en televisión esa
temporada.
Lo peor: Que se
diga que promueve una imagen escandalosa de la juventud. Ello me
lleva a pensar que tampoco hemos avanzado tanto (un poquito sí,
vale), ya que, recordemos, muchos patrocinadores decidieron boicotear
en su día Sensación
de vivir (Beverly Hills, 90210) porque Brenda (Shannen
Doherty) perdía la virginidad llevando poco tiempo con su novio,
Dylan (Luke Perry, claro), y sin mostrarse arrepentida de ello (y de
ahí que los guionistas “tuviesen que castigarla” haciéndola
creer que se había quedado embarazada).
Puntuación: 8/10.
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