miércoles, 25 de agosto de 2021

Bonding (Temporada 2)

Título original: Bonding. Año: 2021 (Temporada 2 de Bonding). País: Estados Unidos. Género: Comedia. Creador: Rightor Doyle. Intérpretes: Zoe Levin, Brendan Scannell, Micah Stock, Alex Hurt, Darrell Britt-Gibson, Theo Stockman, Nana Mensah, Malachi Nimmons, Gabrielle Ryan, Charles Gould, Nico Evers-Swindell, Donna Glaesener, Annapurna Sriram, Matthew Wilkas.

Como decía cuando hablé de la primera temporada de esta Bonding, sus orígenes, al igual que los de la española Paquita Salas, no eran propiamente televisivos, sino que nacieron como webseries. La cosa es que Paquita Salas dio el salto a Netflix tras una primera temporada triunfal (aunque un tanto de nicho) colgada en Flooxer (la plataforma de contenidos de Atresmedia), mientras que Bonding fue comprada directamente desde el inicio (bueno, tras su buena recepción en festivales especializados) por la todopoderosa Netflix.
 
 
Otra diferencia entre ambas es que, mientras el salto de plataforma dado por Paquita Salas se tradujo en un ídem en su calidad visual (se notaba la obvia diferencia de medios económicos; de la autoproducción entre amigos a formar parte de una de las plataformas más conocidas/populares, cosa que sus creadores aprovecharon de notable y ambiciosa manera), el visto entre la primera y segunda de Bonding es menos llamativo. Es decir, sí que hay una cierta evolución en lo que respecta a la narrativa (siento que la evolución de sus personajes, y de sus vivencias, es mayor; me alegra que hayan explotado más al personaje de Micah Stock), pero no tanto a nivel visual (tampoco es que una comedia de estas condiciones necesite mucho más de lo que Bonding ofrece en ese sentido, la verdad).
 

Esta segunda temporada mantiene las virtudes que hicieron que me gustara su primera entrega: una pareja protagonista con química y talento (atención, como ya dije en su día, a la vis cómica de Scannell), una trama que busca la comedia por caminos que otros consideraría (sic) sórdidos (ojo, que Bonding toque filias sexuales desde la comedia no significa que se burle necesariamente de ellas; es más, veo aquí cierta normalización, a través de la resta de dramatismos y/o escándalos, a ciertas prácticas sexuales) y una duración que hace que los (pocos) capítulos se nos hagan injustamente cortos (me deja con muchas ganas de más). Además, esta nueva tanda de capítulos nos trae una evolución mayor de sus protagonistas. Lo malo es que mi temor se hizo realidad y Netflix decidió recientemente cancelarla. Poco le ha importado el desenlace abierto que nos deja. Pero vamos, no me sorprende, la plataforma es experta en ello: todavía no le perdono que nos privasen de un final digno para la peculiar The OA tras dos temporadas (sobre todo la segunda) espléndidas.
 
Lo mejor: Su reducida duración (tanto de capítulos como de minutos por capítulo), sus protagonistas (es comedia ante todo pero también logra que te impliques en sus, a veces muy surrealistas, aventuras y dilemas) y su tono (algo más lineal, para bien y para mal, que el de su primera entrega; la historia sí que avanza definitivamente con algo más de brío).

Lo peor: No es una serie blanca, pero tampoco es una serie extremadamente escandalosa (a pesar de que todo gire en torno al mundo de la dominación, el bdsm o, en general, de distintas filias sexuales), por lo que los más puristas (público potencial de Netflix) de seguro no se acercarán a ella y los que busquen algo mucho más satírico y/o extremo puede que se sientan un tanto decepcionados (ojo, no conviene olvidar que estamos ante una comedia; una comedia distendida pero que pone sobre la mesa temas tabú sin alejarse, reincido, del tono decididamente cómico y distendido).

Puntuación: 7/10.

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