Título
original: Pretty Woman. Año:
1990. País: Estados Unidos. Género: Comedia, Romance,
Drama. Director: Garry Marshall. Guionista: J.F.
Lawton. Intérpretes: Julia Roberts, Richard Gere, Hector
Elizondo, Jason Alexander, Ralph Bellamy, Laura San Giacomo, Hank
Azaria.
Hay películas a las que
se quiere de manera especial, más allá de sus cualidades fílmicas
(ésta las tiene, y muchas, que conste; más adelante me detendré en
algunas de ellas, siendo una de las más importantes, lo adelanto ya,
el habernos descubierto, al menos a servidor, y por mucho que ya
antes hubiese visto la menor pero bonita Mystic Pizza, a la
siempre maravillosa y carismática Julia Roberts). La película a la
que yo quiero de manera especial es esta que nos ocupa: Pretty
Woman, clásico del cine romántico y, de seguro, la película
que mas veces se ha emitido en televisión (¡y siempre con éxito!).
Once o doce años tendría
la primera vez que la vi. Fue en televisión (en Canal +;
sí, mundo viejuno; y sí, la grabé y la vi tantas veces que la
cinta se acabó rallando y tuve que volver a grabarla para, spoilers,
volver a rallarla tras tanto visionado...) y me dejó
entusiasmado/emocionado/extasiado, por mucho que su duración (casi
dos horas) me pareciese algo excesiva o que su director, Garry
Marshall, realizador de películas como Princesa por sorpresa
(The Princess Diaries) y su secuela (adiós sorpresa, sic), fuese
alguien cumplidor pero no un autor propiamente dicho (su sello no es
distintivo; no veo una huella destacable en sus trabajos, algo que
los eleven en su apartado). Mención especial merece que su guión,
inicialmente sórdido (narraba la historia de una prostituta que
termina tirada a su suerte tras una sobredosis y tras haber conocido
a un hombre de negocios que la maltrata), fuese adquirido por la
todopoderosa Disney y convertido en una suerte de cuento
romántico definitivo. (sé que no es necesario, pero recordemos que
la historia de esta Pretty Woman gira en torno a la historia de amor
que nace entre una prostituta de gran corazón, interpretada por
Roberts, y un magnate frío y calculador, interpretado por Gere).
Y es que había algo
mágico en la mirada de una Roberts (véase cuando se emociona en la
ópera), a la que a partir de entonces no dejé de seguir la pista.
La actriz está fabulosa. No en vano, a partir de entonces sería
conocida como la “Novia de América”, título que ninguna otra,
por mucho empeño que hayan puesto (sus publicistas y representantes,
claro), han podido arrebatarle nunca. Su química con Gere, quien ya
llevaba años ejerciendo de galán, es, además, de las que traspasa
la pantalla. ¿Y qué decir de su banda sonora en general y de la
preciosa canción de Roxette, titulada It
Must Have Been Love, en particular? Pues que funciona
como estupenda guinda para un pastel que, a pesar de poder pecar de
edulcorado (claro, ¡es un cuento de hadas!; un cuento de hadas en el
que, ¡ojo!, ella le salva tanto, o más, a él que él a ella),
sigue resultando de lo más apetecible. Pretty Woman es una
película imperecedera; un clásico al que no hace falta reivindicar
y al que siempre defenderé (porque lo adoro) a capa y espada.
Lo mejor: Julia
Roberts. Imposible no enamorarse de ella; imposible no enamorarse de
su personaje; imposible que su carisma no te arrolle. Merecidísima
su nominación al Oscar por su trabajo aquí (quiero hacer hincapié
en que me parece una actriz infravalorada; yo = fan).
Lo peor: El
que se convirtiese, casi desde el minuto uno (recaudó más de 460
millones de dólares a nivel mundial; costó, aproximadamente, 14
millones), en un producto tremendamente cultural (forma, por derecho
propio, parte de la cultura pop) parece que le haya restado valores a
la que es una de las cintas románticas más relevantes de la
historia del séptimo arte.
Puntuación: 9/10.
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