Título
original: Elle s’appelait Sarah. Año:
2010. País: Francia. Género:
Drama. Director:
Gilles Paquet-Brenner. Guionistas:
Gilles Paquet-Brenner y Serge Joncour
(adaptando una novela de Tatiana de Rosnay). Intérpretes:
Kristin Scott Thomas, Mélusine Mayance, Niels Arestrup, Frédéric
Pierrot, Aidan Quinn, Gisèle Casadesus.
El séptimo arte nos ha
ofrecido una amplia colección de películas sobre el nazismo. Pero,
aunque pueda parecer que ya es imposible que nos cuenten algo nuevo,
trabajos como el que nos ocupa vienen a demostrar lo contrario.
La
historia (basada en una novela de éxito) está narrada en pasado,
centrándose en la historia de una niña, Sarah (Mélusine Mayance),
que es apresada junto a su familia por ser judía, y presente, con
una periodista (Kristin Scott-Thomas) que investiga dicho suceso y
que, ironías de la vida, está a punto de entrar a vivir en la misma
casa en la que vivió Sarah de pequeña (la misma en la que tuvieron
lugar unos terribles hechos que la marcarían irremediablemente…).
A
pesar de ciertos defectos (sobre todo en lo que se refiere a cómo se
precipitan los acontecimientos durante el último acto), incluidos
los intentos del director por tratar de conmover a toda costa al
espectador (lo cual no quita que la película destile emotividad por
todos sus poros, algo que contrasta sobremanera con las contenidas
interpretaciones), lo cierto es que La llave de Sarah destaca
por ser una cinta eficaz y, sobre todo, necesaria (da a conocer una
historia, la del sufrimiento de los judíos franceses, que no ha
gozado de la relevancia audiovisual de otros muchos sucesos pero que
no debería ser olvidada, obviamente, bajo ningún concepto).
Lo mejor: A
la mente me viene una escena perturbadora que tiene que ver con
cierto descubrimiento llevado a cabo por Sarah.
Lo peor: Un
devenir de lo más atropellado y ciertas resoluciones pilladas por
los pelos.
Puntuación: 6/10.
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