Título original:
Persepolis. Año: 2007. País: Francia. Género:
Drama, Comedia, Animación. Directores: Marjane Satrapi y
Vincent Paronnaud. Guionistas: Marjane
Satrapi y Vincent Paronnaud (adaptando el comic de la primera).
Basada en la
autobiográfica novela gráfica de Marjane Satrape (también
directora junto a Vincent Paronnaud de la película) lo primero que
llama la atención de Persépolis es su dibujo (absolutamente
fiel al material original), de apariencia simple pero (más que)
funcional y francamente encantador; muy alejado del resto de
películas más interesadas en resultar visualmente atractivas... y
poco más. Y es que, claro, Persépolis es un trabajo muy
especial e interesante.
Marjane se nos presenta como una
observadora niña; nacida al amparo de una familia liberal, que nos
mostrará, a través de finísima mirada, la dureza de nacer en Irán
(concretamente en Teherán), un país de estricta moral y nula
permisividad durante los años en los que los fundamentalistas llegan
al poder. Tratando espinosos temas con frescura y conmovedora
naturalidad, sin caer en ningún momento en sentimentalismos banales.
Así, vemos a Marjane revelarse contra profesoras o ciudadanas de
arcaicas mentalidades y contra todos aquellos que tratan de imponer
sus ideales. Tras marchar a estudiar a Viena se abrirá ante ella un
horizonte de nuevas ideas y vivencias que la harán madurar hasta
elegir el tipo de vida que quiere llevar y tener que decidir si
regresar finalmente a su hogar (a pesar de todo).
No cabe duda
de que su historia es lo más interesante de la película, pero
también convendría hacer hincapié en su estupenda banda sonora,
preciosa en el uso de violes y pianos y que funciona como perfecto
acompañamiento. Resultan especialmente impactantes capítulos como
aquel en el que la protagonista compra cintas de música (de Bee Gees
a Iron Maiden) de forma clandestina o la manera en que se asombra al
encontrar en uno de los supermercados de Viena todos los productos
que ya no llegan a Irán. Igualmente memorables son todos sus
encuentros con su abuela, su voz de la conciencia particular... pero
de viperina lengua. Persépolis es una pequeña joya de la
animación; más estimulante y auténtica que muchas producciones de
imagen real o que otras cintas de animación más llamativas pero
huecas.
Lo mejor: Es
una obra mayúscula; imprescindible.
Lo peor: Que
su animación, estando yo (muy) a favor, pueda espantar a más de
uno.
Puntuación: 9/10.
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