Título original:
Desperate Living. Año: 1977. País: Estados
Unidos. Género:
Comedia Negra, Terror, Fantasía. Director: John
Waters. Guionista:
John Waters. Intérpretes:
Mink Stole, Liz Renay, Susan Lowe, Edith Massey, Mary Vivian Pearce,
Jean Hill.
Muchos dirán que es en
los primeros trabajos de John Waters donde se puede hallar la esencia
del director; esencia (llámese desparpajo, mala leche u ordinariez)
que se fue diluyendo conforme prosperó su carrera cinematográfica
en Hollywood. Yo, sin embargo, no me quedo ni con sus proyectos
iniciales (feístas y soeces) ni con los últimos (en los que su
humor se torna rancio y predecible), prefiero al Waters de Hairspray
o Los
asesinatos de mamá (Serial Mom), es decir, al Waters
más “accesible” y “contenido”.
Esta película, la
cual nos narra cómo una desequilibrada (Mink Stole) mata a su marido
(George Stover) con la ayuda de la sirvienta (Jean Hill), y terminan
viéndose obligadas a recluirse en un nauseabundo lugar gobernado por
la más zarrapastrosa de las tipejas (Edith Massey), forma parte de
los primeros trabajos del director y se podría decir que es una
especie de pútrida versión de Alicia en el país de las
maravillas (Alice in Wonderland), lo que no deja de tener cierta
gracia.
El interesante mensaje de la cinta (su sociedad
corrupta y mugrienta no es más que una copia hiperexagerada de
cualquier otra) queda deslucido y ensombrecido por toda una retahíla
de secuencias a cuál más repugnante. Sólo los fanáticos del
director (y de la Serie Z más soez, casposa y transgresora) podrán
disfrutar con este largometraje; el resto deberían abstenerse y huir
de él.
Lo mejor: El humor
negro de Waters (certero cuando muestra, muy a su manera, los
peligros del fascismo).
Lo peor: El humor
negro de Waters (no estamos ante un largometraje apto para estómagos
sensibles).
Puntuación: 3/10.
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