Título original: The Fountain. Año: 2006. País: Estados
Unidos. Género: Drama, Ciencia-Ficción,
Fantasía, Romance. Director: Darren
Aronofsky. Guionistas: Darren Aronofsky y Ari
Handel. Intérpretes: Hugh Jackman, Rachel Weisz, Ellen Burstyn, Sean
Patrick Thomas, Donna Murphy, Cliff Curtis, Stephen McHattie,
Ethan Suplee.
Hasta los más grandes directores
se equivocan a veces. O eso quiero pensar tras ver La fuente de la vida, a día de hoy el trabajo más flojo de su
siempre estimulante realizador, el mismo que nos ha ofrecido cintas tan
memorables como El luchador (The
Wrestler) o joyas del séptimo arte como la magnífica Cisne negro (Black Swan).
La historia gira en torno a una pareja. Ella (Rachel Weisz, sustituyendo a Cate
Blanchett) es una enferma en estado terminal, él (Hugh Jackman, en un papel que
a punto estuvo de interpretar Brad Pitt) un eminente médico que trata de dar
con una cura que evite la inminente muerte de su amada.
El caso es que la película, un melodrama romántico con tintes fantásticos,
parecía tener todas las papeletas para resultar interesante o curiosa (un
director con talento tras las cámaras, una trama que mezcla romance, fantasía
épica y existencialismo…), pero su guión acaba resultando de lo más farragoso
en su simplicidad (por muy contradictorio que esto parezca). Además, entre sus
protagonistas no existe la química necesaria para que su historia de amor pueda
sostener tan fallido (sí, fallido es la palabra que mejor lo define) trabajo.
Lo mejor: Es un proyecto ambicioso y muy a contracorriente.
Lo peor: La historia parece un compendio de ideas mal ensambladas.
Puntuación: 4,5/10.
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