viernes, 20 de octubre de 2017

Splice. Experimento mortal

Título original: Splice. Año: 2009. País: Canadá. Género: Terror, Ciencia-Ficción. Director: Vincenzo Natali. Guionistas: Vincenzo Natali, Doug Taylor y Antoinette Terry Bryant. Intérpretes: Adrien Brody, Sarah Polley, Delphine Chanéac, Abigail Chu, Brandon McGibbon, David Hewlett, Amanda Brugel, Stephanie Baird.

Tengo una teoría: hay que huir de todas aquellas películas cuyo título (contenga o) haya sido traducido usando palabras como fatal, final, letal, mortal u otros derivados. Obviamente es una teoría que no siempre funciona, pero sí la mayoría de las veces. Con la película que nos ocupa (Splice, aka Experimento mortal) no lo hace del todo porque no puedo decir que sea un mal trabajo; sin embargo, es el que menos me ha gustado de los firmados por el siempre estimulante Vincenzo Natali (Cube, Cypher, Nothing).


Adrien Brody, Oscar por El pianista (The Pianist), y visto últimamente en infinidad de bodrios y cintas muy por debajo de sus capacidades interpretativas, y Sarah Polley, la inolvidable protagonista de una de mis películas favoritas, Mi vida sin mí, de Isabel Coixet, son el tándem estelar con que cuenta la cinta e interpretan a un par de científicos que logran crear, combinando ADN humano en sus experimentos, una criatura, Dren (Delphine Chanéac), presentada como algo novedoso en la escala evolutiva. Dijo Natali, como curiosidad, que la idea para esta película le vino el día que vio una foto de un ratón con el que habían experimentado y al que le había crecido una oreja humana en la espalda…


He de reconocer que la idea de partida me resultó, cuanto menos, atractiva (eso sí, podían haber dado algo más de cancha a todo el discurso ético que rodea a temas tan complejos como el de la clonación genética), pero lo cierto es que, tanto el devenir de la misma, como el tono empleado, no terminan de funcionar. Y es que la indefinición que sufre el conjunto es uno de sus más graves problemas. Los que se acerquen a este título pensando que se van a encontrar con una cinta de terror (al uso) se llevarán una gran decepción (sólo los últimos minutos podrían ser catalogados dentro de dicho género), mientras que los fans de la ciencia-ficción (hay poco donde rascar, por mucho que me duela reconocerlo) o del director, quien firma uno de sus trabajos más flojos hasta la fecha, tampoco quedarán satisfechos con el resultado final. Eso sí, sus muy eficaces y resultones efectos especiales fueron premiados en el Festival de Sitges.

Lo mejor: Rompió una maldición. Se convirtió en la primera película de terror producida por Dark Castle Entertainment (House on Haunted Hill, Gothika, Ghost Ship) en recibir  más críticas positivas que negativas.

Lo peor: Hay muchas (demasiadas) manos implicadas en el guión y se nota (para mal, claro). Además, cuenta con un desenlace tan bizarro como anticlimático (dicho todo ello como algo negativo).

Puntuación: 5,5/10.

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