Título original: Wayward Pines. Año: 2015 (1 Temporada). País:
Estados Unidos. Género: Intriga. Creadores: M.
Night Shyamalan y Chad Hodge. Intérpretes:
Matt Dillon, Carla Gugino, Shannyn Sossamon, Charlie Tahan, Melissa Leo, Toby
Jones, Juliette Lewis, Terrence Howard, Hope Davis, Reed Diamond.
Lo que regular (con más momentos
positivos que negativos, todo hay que decirlo) empieza (el episodio piloto se
presentaba interesante;
sin embargo no me dejaba con unas ganas locas por seguir con la historia) regular
acaba. Las expectativas eran altas (un reparto en el que destacaban nombres tan
populares y/o solventes como los de Matt Dillon, Carla Gugino o Juliette Lewis;
un denostado M. Night Shyamalan (¡Ah, los 90!) asumiendo funciones de productor
y director; una historia de misterio que tiene lugar en un extraño pueblo en el
que nadie parece ser quien dice ser), pero el resultado final (sin ser
precisamente malo) ha dejado (al menos a servidor) un regusto agridulce.
Pero volvamos a Shyamalan y a
cómo esta (¿mini?) serie adolece del mismo mal que muchas de sus películas:
grandes expectativas que no siempre se llegan a cumplir. En el caso de las
últimas producciones cinematográficas del director de El sexto sentido (The Sixth Sense) ninguna ha cumplido (¡ni de
lejos!) las (cada vez inferiores) expectativas. Curiosamente esta temporada
otros directores venidos a menos (los hermanos Wachowsky) también estrenaban
serie: Sense8. Pero esa
es otra historia…
La trama tiene lugar en un
peculiar pueblo llamado, claro, Wayward Pines. Pueblo al que “llega” el agente
secreto Ethan Burke (Matt Dillon) y pueblo que encierra mil y un secretos y del
que nuestro protagonista no puede escapar. Y es que uno de los grandes
alicientes de la serie reside en una historia en la que prima el misterio
(incluso los peores episodios tienen algún que otro giro de guión que los medio
redime). Bueno, eso y su reparto (pobre Juliette, ¡qué desperdiciada está!). Wayward Pines no ha sido la gran nueva
serie que nos prometían, pero al menos su duración no es excesiva (una única temporada
de 10 episodios) y sus múltiples sorpresas (no todas igual de eficaces) hacen de
ella un divertimento ligero y, por momentos, disfrutable para los (como yo) “serieadictos”.
Eso sí, da pena pensar en su inmenso potencial.
Lo mejor: Que no la hayan alargado innecesariamente con más
temporadas.
Lo peor: Podría haber sido un dignísimo capítulo de alguna serie
estilo Más allá de los límites de la
realidad (The Twiligh Zone).
Puntuación: 5,5/10.
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