Título original: Cabin Fever. Año: 2002. País: Estados Unidos. Género: Terror. Director: Eli Roth.
Guionistas: Eli Roth y Randy Pearlstein. Intérpretes: Rider Strong, Jordan Ladd,
Cerina Vincent, Joey Kern, James DeBello, Eli Roth, Arie Verveen, Michael
Harding, Giuseppe Andrews, Christy Ward.
Cinco amigos, Paul,
interpretado por Rider Strong, popular gracias a la teleserie familiar Yo y el mundo (Boy Meets World), Bert
(James DeBello), Karen, a quien da vida Jordan Ladd, hija de Cheryl Ladd y
vista en películas como Nowhere
o Death
Proof, Marcy (Cerina Vincent) y Jeff (Joey Kern), deciden pasar sus vacaciones
en una alejada cabaña; pero lo que comienza como un divertido retiro pronto se
transforma en horror máximo tras la
aparición de un virus letal que destruye la carne (lo que asegura un buen
puñado de escenas repulsivas), convirtiendo a sus víctimas en horripilantes
seres sedientos de sangre.
Cabin Fever bebe directamente de buena parte de esos subproductos de serie B (de hecho hasta su presupuesto, estimado en aproximadamente millón y medio de dólares, es ínfimo; eso sí, sólo es Estados Unidos acabó recaudando algo más de 21 millones) repletos de casquería y gore, pero también se asemeja a otras películas de culto: por ejemplo, si cambiamos el virus que asola a nuestros protagonistas por posesiones demoníacas, podemos ver que guarda ciertas similitudes con Posesión infernal (The Evil Dead), el clásico del fanta-terror de Sam Raimi. Y es que, claro, las películas de terror con jovencitos alejados de la civilización y acosados por asesinos u otras amenazas deberían formar su propio subgénero.
A pesar de algunas incongruencias en la trama, la película se disfruta con agrado (siempre y cuando tengas estómago y seas fan del género, claro) gracias a su aire retro, su lograda mezcla entre humor (negro) y horror, sus grotescas escenas o el magnífico trabajo de maquillaje (sin duda la gran baza de la película). Además, Cabin Fever fue la película que puso en el mapa a Eli Roth (Hostel).
Cabin Fever bebe directamente de buena parte de esos subproductos de serie B (de hecho hasta su presupuesto, estimado en aproximadamente millón y medio de dólares, es ínfimo; eso sí, sólo es Estados Unidos acabó recaudando algo más de 21 millones) repletos de casquería y gore, pero también se asemeja a otras películas de culto: por ejemplo, si cambiamos el virus que asola a nuestros protagonistas por posesiones demoníacas, podemos ver que guarda ciertas similitudes con Posesión infernal (The Evil Dead), el clásico del fanta-terror de Sam Raimi. Y es que, claro, las películas de terror con jovencitos alejados de la civilización y acosados por asesinos u otras amenazas deberían formar su propio subgénero.
A pesar de algunas incongruencias en la trama, la película se disfruta con agrado (siempre y cuando tengas estómago y seas fan del género, claro) gracias a su aire retro, su lograda mezcla entre humor (negro) y horror, sus grotescas escenas o el magnífico trabajo de maquillaje (sin duda la gran baza de la película). Además, Cabin Fever fue la película que puso en el mapa a Eli Roth (Hostel).
Lo mejor: Resulta impactante y
visceral como pocas.
Lo peor: Sus explícitas imágenes
pueden herir sensibilidades. Dicho esto más como una advertencia que como algo
directamente negativo.
Puntuación: 6/10.
No hay comentarios:
Publicar un comentario