viernes, 21 de septiembre de 2018

La trampa del mal

Título original: Devil. Año: 2010. País: Estados Unidos. Género: Terror. Director: John Erick Dowdle. Guionista: Brian Nelson (adaptando una historia de M. Night Shyamalan). Intérpretes: Chris Messina, Geoffrey Arend, Logan Marshall-Green, Jenny O’Hara, Bokeem Woodbine, Bojana Novakovic, Matt Craven, Jacob Vargas, Joshua Peace.

Hay una leyenda que dice que, cada cierto tiempo, el diablo se camufla entre los humanos para atormentarlos y contribuir de paso a enriquecer su figura. La trampa del mal nos cuenta cómo éste se oculta entre un grupo de personas atrapadas en un ascensor con la nada sana intención de liquidarlos, no sin antes hacer que sufran de lo lindo, claro.


La historia podría ser descrita, al menos a priori, como una especie de versión de Diez negritos (And Then There Were None) en clave de terror sobrenatural. Y la verdad es que suena interesante, pero el guión (basado en una idea original de M. Night Shyamalan, quien también ejerce de productor) está lleno de clichés y lugares comunes. El propio Shyamalan, director, por cierto (aunque dudo que quede alguien que no lo sepa) de El sexto sentido (The Sixth Sense), declararía posteriormente que la novela de Agatha Christine había sido una gran influencia. ¡Obvio!


La trampa del mal no brilla por nada en especial. La trama pronto entra en barrena y las interpretaciones son anodinas, cuando no directamente mediocres. Si bien, lo cierto es que gran parte de la culpa recae en los personajes, los cuales resultan terriblemente esquemáticos. Sirvan como muestra dos de ellos: el detective Bowden (Chris Messina, objeto de deseo de Mindy, la gran protagonista de la sitcom The Mindy Project), torturado por un trágico suceso familiar, y el religioso vigilante (Jacob Vargas), el único que parece tener claro qué está ocurriendo. Eso por no hablar de otros, como el de la anciana a la que da vida Jenny O’Hara, que nos irritan en todas y cada una de sus intervenciones. La trampa del mal es un producto errado que tan sólo vino a confirmar la mala racha por la que atravesaba la carrera del director de El protegido (Unbreakable).

Lo mejor: El punto de partida.

Lo peor: Peca de aburrida, monótona y obvia.

Puntuación: 3/10.

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