Título
original: Silent Venom. Año:
2009. País: Estados Unidos. Género:
Acción, Intriga, Terror. Director:
Fred Olen Ray. Guionista: Mark
Sanderson. Intérpretes:
Luke Perry, Krista Allen, Tom Berenger, Louis Mandylor, Anthony Tyler
Quinn, John L. Curtis, Robert Catrini, David Andriole.
Serpientes a bordo
vendría a ser la respuesta hipercasposa a esa Serie B con ínfulas
titulada Serpientes en el avión (Snakes on a Plane), sólo
que se sustituye el medio de transporte y a Samuel L. Jackson por
Luke Perry. Además, los efectos especiales son tan cutres que
avergonzarían al mismísimo Ed Wood (atención a la serpiente madre,
hermana desnutrida y purulenta de la que protagonizó la igualmente
risible Anaconda). Por cierto, el pobre Tom Berenguer también se
deja caer por pantalla. Dirige el inefable Fred Olen Ray: Twilight
Vamps, Bikini Frankenstein, Super Shark.
La
historia, por llamarla de algún modo, nos muestra cómo un grupo de
personas, lideradas por los personajes de Luke Perry y Krista Allen,
quien da vida a una científica que nada tiene que envidiar (ejem) a
la Tara Reid de Alone
in the Dark o a la Denise Richards de El mundo
nunca es suficiente (The World is Not Enough), deben lidiar con
unas venenosísimas serpientes que han escapado mientras eran
trasladadas en submarino. Pero al grano, este trabajo (con sus
bochornosos diálogos, sus terribles interpretaciones y su penoso
acabado) sólo puede ser catalogado de diarreico. Recomendaría huir
de él como de la peste.
Lo mejor: Al menos
me reí con la escena en la que nuestro protagonista choca contra una
escalera mientras lucha con la serpiente más grande. Y es que no hay
nada como el humor involuntario.
Lo peor: Prácticamente
todo lo demás.
Puntuación: 1/10.
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