Título original: The Exorcist. Año: 2016. País: Estados Unidos. Género:
Terror. Director: Rupert Wyatt. Guionista: Jeremy Slater (adaptando la
novela de William Peter Blatty). Intérpretes: Alfonso Herrera, Ben Daniels, Geena
Davis, Alan Ruck, Hannah Kasulka, Brianne Howey, Kurt Egyiawan, Isaac Linares,
Camille Guaty, Francis Guinan, Melissa Russell.
Año 1973. William Friedkin (The French Connection, Jade)
acojonaba acongojaba a medio mundo con la historia de una niña (Linda
Blair, musa del cine caspa) poseída por un espíritu maligno. Ahora, y tras
varias secuelas/precuelas (y otras tantas producciones de dudoso gusto que
trataron de aprovecharse de su tirón comercial) de irregular calidad, llega la
adaptación televisiva de la novela de William Peter Blatty, inspirada en un
exorcismo real, que dio pie a dicho clásico del género.
Geena Davis (más Jessica Lange
que nunca), vista recientemente en uno de los arcos argumentales más insípidos
de la longeva Anatomía de Grey (Grey’s
Anatomy) y protagonista de la inolvidable Thelma
& Louise, hereda el personaje interpretado por Ellen Burstyn en la
película de Friedkin, el de una madre aterrada ante los fenómenos paranormales
que sacuden su casa y, sobre todo, la vida de sus hijas.
La ambientación es buena y Wyatt,
director de El origen del planeta de los simios (Rise of the Planet of the Apes), se maneja bien con el material que
tiene entre manos, pero la sombra de la película original es alargada incluso a
pesar de los años que la separan de la producción que nos ocupa. Y ello juega irremediablemente
en su contra. Como también lo hace la saturación producida por un subgénero (el
de las posesiones, claro) tan popular (siempre en alza; recordemos que
recientemente se estrenaba otra serie, muy distinta en intenciones a la que hoy
nos trae hasta aquí, sobre posesiones: Outcast).
Me desconcierta (y hasta me saca un poco de la historia) la elección de actores
(no ayuda que Alfonso Herrera, a pesar de su buena actuación, luzca camisetas
ajustadas y músculos hasta en su espalda) o que una serie así sea emitida por un
canal como Fox (sí, ya sé que es lo
mismo que dije cuando hablé de Wayward
Pines), pero me gusta que parezca tomarse su tiempo (todo el que ofrece
un primer capítulo) en profundizar en la psique de sus personajes o que los
diálogos estén por encima de la media (por lo menos por encima de la media del
género). Está claro que con los medios y las intenciones adecuadas se puede
hacer buen terror para televisión.
Lo mejor: Su acabado, los diálogos y la meritoria labor de Wyatt.
Lo peor: Las comparaciones con la obra de Friedkin, por muy
injustas que sean (no ayuda que hasta usen la icónica canción de Mike Oldfield),
y algunos momentos demasiado obvios (véase la escena que tiene lugar en el
desván).
Puntuación: 6/10.
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