miércoles, 8 de marzo de 2017

Buffy, cazavampiros (Serie TV)

Título original: Buffy the Vampire Slayer. Años: 1997-2003 (7 Temporadas). País: Estados Unidos. Género: Drama, Comedia, Terror, Acción, Fantasía, Romance. Creador: Joss Whedon. Intérpretes: Sarah Michelle Gellar, Alyson Hannigan, Nicholas Brendon, James Marsters, David Boreanaz, Anthony Stewart Head, Emma Caulfield, Michelle Trachtenberg, Kristine Sutherland, Charisma Carpenter, Amber Benson, Seth Green, Marc Blucas, Eliza Dushku, Danny Strong, Julie Benz, Tom Lenk, Juliet Landau, Mercedes McNab, Robia LaMorte, Alexis Denisof, Nathan Filion.

Recuerdo haberme topado con esta serie casi de casualidad (cuando la emitía Canal + en abierto). No me costó, como buen aficionado a las películas de género que me considero, nada engancharme a ella (ya en sus primeros episodios pude ver que nos encontrábamos ante un diamante en bruto al que había que pulir un poco). Ni siquiera sabía que provenía de una fallida (y estoy siendo generoso) película protagonizada por Kristy Swanson y Luke Perry, al que conocía bien porque había estado enganchadísimo a Sensación de vivir (Beverly Hills, 90210). Lo primero que me llamó la atención es lo mucho que me recordaba a otra serie juvenil que me mantuvo pegado al televisor durante mi infancia: Eerie, Indiana. Me pregunto cuántos se acordarán de ella. ¡Hay que reivindicarla ya!


La serie de Whedon, que es lo que nos trae hasta aquí, comienza prácticamente donde lo dejó la película (aunque no es necesario saber lo que pasó en ella para disfrutarla), con Buffy (Sarah Michelle Gellar en lugar de Kristy Swanson) comenzando una nueva vida en un nuevo pueblo, Sunnydale (sic), tras los altercados acontecidos en la cinta protagonizada por Swanson. Allí no tarda en trabar amistad con la pareja más nerd peculiar del instituto, Xander (Nicholas Brendon) y Willow (Alyson Hannigan), al mismo tiempo que encuentra un mentor en la figura del bibliotecario (Anthony Stewart Head), quien la ayudará a continuar con su labor como cazavampiros (algo a lo que se opone en un primer momento), y se enamora de un vampiro “bueno” (David Boreanaz). Charisma Carpenter, como una de las pijas compañeras de clase de Buffy y compañía; Seth Green, haciendo de licántropo con remordimientos; Amber Benson, como interés amoroso de Willow y aspirante a bruja; o Emma Caulfield, interpretando a uno de los muchos demonios que ponen a jaque a nuestros protagonistas (aunque posteriormente termine formando parte del grupo), son algunos de los muchos personajes que poblaron la serie.

 
Joss Whedon, director de Los Vengadores (The Avengers) y creador de otras teleseries, como Ángel (Angel), spin off de la que nos ocupa, Firefly (serie de culto protagonizada por Nathan Filion), Dollhouse (con Eliza Dushku) o Agentes de S.H.I.E.L.D. (Marvel’s Agents of S.H.I.E.L.D.), creó una serie que iba mucho más allá del melodrama juvenil con ribetes sobrenaturales. Abriendo, de paso, el camino a otras series que mezclarían los mismos (bueno, más o menos) ingredientes, como la exitosa Embrujadas (Charmed), Sobrenatural (Supernatural) o, más recientemente, Crónicas vampíricas (The Vampire Diaries). También convendría señalar (como parte del éxito de la misma) la buena labor de su carismático reparto (con una scream queen como Sarah Michelle Gellar al frente y muy bien secundada por intérpretes dotados para la comedia, como Alysson Hannigan, cuyo  personaje es el que más evoluciona a lo largo de la serie, o Nicholas Brendon, y el drama y/o la acción, como David Boreanaz o Eliza Dushku, otra cazavampiros).


Mis temporadas favoritas son la segunda y la tercera (la primera funciona a la perfección como toma de contacto), pero todas ellas (Buffy, cazavampiros contó con un total de siete) tienen algún que otro episodio memorable: el episodio musical (el séptimo de la sexta temporada), la primera aparición de Spike, el vampiro al que dio vida James Marsters (el tercer capítulo de la segunda temporada), la inesperada (y desconcertante) llegada del personaje de Michelle Trachtenberg (primer capítulo de la quinta temporada), la muerte de un personaje (realmente) importante (el decimosexto de la quinta temporada), la muerte de otro, y todo lo que ello trae consigo (capítulo diecinueve de la sexta temporada, la más oscura) o toda la última y cómo nos prepara para su notable clímax final (sí, Buffy, cazavampiros se suma a esa no muy extensa lista de series cuyo desenlace me gusta mucho). Humor, terror (por pantalla no sólo desfilaron vampiros, sino toda clase de monstruos y seres; lástima que el presupuesto, como bien apuntilló en más de una ocasión Whedon, a veces no diese para más), acción, romance… Buffy, cazavampiros se manejaba con todos esos géneros y los combinaba a la perfección. Fue una de las propuestas más refrescantes e interesantes que nos trajo la pequeña pantalla a finales de los 90.

Lo mejor: El talento de Whedon a la hora de crear personajes e historias. Su ajustado reparto. La segunda y tercera temporada.

Lo peor: Que sea vista como un producto juvenil y/o de género menor. La cuarta temporada, por mucho que contenga uno de los mejores capítulos de la serie: Silencio (Hush).

Puntuación: 8/10.

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