Título original: Buffy the Vampire Slayer. Años: 1997-2003 (7 Temporadas). País:
Estados Unidos. Género: Drama, Comedia, Terror, Acción, Fantasía, Romance. Creador: Joss Whedon. Intérpretes: Sarah Michelle Gellar,
Alyson Hannigan, Nicholas Brendon, James Marsters, David Boreanaz, Anthony Stewart
Head, Emma Caulfield, Michelle Trachtenberg, Kristine Sutherland, Charisma
Carpenter, Amber Benson, Seth Green, Marc Blucas, Eliza Dushku, Danny Strong, Julie
Benz, Tom Lenk, Juliet Landau, Mercedes McNab, Robia LaMorte, Alexis Denisof,
Nathan Filion.
Recuerdo haberme
topado con esta serie casi de casualidad (cuando la emitía Canal + en abierto). No me costó, como buen aficionado a las
películas de género que me considero, nada engancharme a ella (ya en sus
primeros episodios pude ver que nos encontrábamos ante un diamante en bruto al
que había que pulir un poco). Ni siquiera sabía que provenía de una fallida (y
estoy siendo generoso) película
protagonizada por Kristy Swanson y Luke Perry, al que conocía bien porque había
estado enganchadísimo a Sensación
de vivir (Beverly Hills, 90210). Lo primero que me llamó la atención es
lo mucho que me recordaba a otra serie juvenil que me mantuvo pegado al
televisor durante mi infancia: Eerie,
Indiana. Me pregunto cuántos se acordarán de ella. ¡Hay que reivindicarla
ya!
La serie de Whedon,
que es lo que nos trae hasta aquí, comienza prácticamente donde lo dejó la
película (aunque no es necesario saber lo que pasó en ella para disfrutarla),
con Buffy (Sarah Michelle Gellar en lugar de Kristy Swanson) comenzando una
nueva vida en un nuevo pueblo, Sunnydale (sic), tras los altercados acontecidos
en la cinta protagonizada por Swanson. Allí no tarda en trabar amistad con la
pareja más nerd peculiar del
instituto, Xander (Nicholas Brendon) y Willow (Alyson Hannigan), al mismo
tiempo que encuentra un mentor en la figura del bibliotecario (Anthony Stewart
Head), quien la ayudará a continuar con su labor como cazavampiros (algo a lo
que se opone en un primer momento), y se enamora de un vampiro “bueno” (David
Boreanaz). Charisma Carpenter, como una de las pijas compañeras de clase de Buffy
y compañía; Seth Green, haciendo de licántropo con remordimientos; Amber
Benson, como interés amoroso de Willow y aspirante a bruja; o Emma Caulfield, interpretando
a uno de los muchos demonios que ponen a jaque a nuestros protagonistas (aunque
posteriormente termine formando parte del grupo), son algunos de los muchos
personajes que poblaron la serie.
Joss Whedon,
director de Los
Vengadores (The Avengers) y creador de otras teleseries, como Ángel (Angel), spin off de la que nos ocupa, Firefly
(serie de culto protagonizada por Nathan Filion), Dollhouse (con Eliza Dushku) o Agentes
de S.H.I.E.L.D. (Marvel’s Agents of S.H.I.E.L.D.), creó una serie que iba
mucho más allá del melodrama juvenil con ribetes sobrenaturales. Abriendo, de
paso, el camino a otras series que mezclarían los mismos (bueno, más o menos)
ingredientes, como la exitosa Embrujadas
(Charmed), Sobrenatural (Supernatural)
o, más recientemente, Crónicas
vampíricas (The Vampire Diaries). También convendría señalar (como parte
del éxito de la misma) la buena labor de su carismático reparto (con una scream queen como Sarah Michelle Gellar
al frente y muy bien secundada por intérpretes dotados para la comedia, como
Alysson Hannigan, cuyo personaje es el
que más evoluciona a lo largo de la serie, o Nicholas Brendon, y el drama y/o
la acción, como David Boreanaz o Eliza Dushku, otra cazavampiros).
Mis temporadas
favoritas son la segunda y la tercera (la primera funciona a la perfección como
toma de contacto), pero todas ellas (Buffy,
cazavampiros contó con un total de siete) tienen algún que otro episodio
memorable: el episodio musical (el séptimo de la sexta temporada), la primera
aparición de Spike, el vampiro al que dio vida James Marsters (el tercer
capítulo de la segunda temporada), la inesperada (y desconcertante) llegada del
personaje de Michelle Trachtenberg (primer capítulo de la quinta temporada), la
muerte de un personaje (realmente) importante (el decimosexto de la quinta
temporada), la muerte de otro, y todo lo que ello trae consigo (capítulo
diecinueve de la sexta temporada, la más oscura) o toda la última y cómo nos
prepara para su notable clímax final (sí, Buffy,
cazavampiros se suma a esa no muy extensa lista de series cuyo desenlace me
gusta mucho). Humor, terror (por pantalla no sólo desfilaron vampiros, sino
toda clase de monstruos y seres; lástima que el presupuesto, como bien
apuntilló en más de una ocasión Whedon, a veces no diese para más), acción,
romance… Buffy, cazavampiros se
manejaba con todos esos géneros y los combinaba a la perfección. Fue una de las
propuestas más refrescantes e interesantes que nos trajo la pequeña pantalla a
finales de los 90.
Lo mejor: El talento de Whedon a
la hora de crear personajes e historias. Su ajustado reparto. La segunda y
tercera temporada.
Lo peor: Que sea vista como un
producto juvenil y/o de género menor. La cuarta temporada, por mucho que
contenga uno de los mejores capítulos de la serie: Silencio (Hush).
Puntuación: 8/10.
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