Título original: Star Wars: The Phantom Menace. Año: 1999.
País: Estados Unidos. Género:
Aventuras, Ciencia-Ficción, Fantasía. Director: George Lucas.
Guionista: George Lucas. Intérpretes: Liam Neeson, Ewan McGregor,
Natalie Portman, Jake Lloyd, Samuel L. Jackson, Ray Park, Pernilla August, Ian
McDiarmind, Terence Stamp, Anthony Daniels, Kenny Baker, Frank Oz, Warwick
Davis, Dominic West, Sofia Coppola, Keira Knightley.
George Lucas nunca me ha interesado
demasiado como director. Seguramente porque me parece más un tipo que sabe
vender muy bien sus productos que otra cosa. Diría que es más un comercial que
un realizador. Y esta película, o más bien esta nueva saga, lo único que hace
es confirmar mi teoría. ¿Acaso no resulta demasiado obvio que lo que realmente
le interesa es vender más y más merchandising?
¿Necesitaban los fans de la trilogía original esta retahíla de precuelas?
Yo creo que no. Al menos no si tenemos en cuenta lo olvidable que resulta la
que nos ocupa, la que se supone da inicio a todo. Es decir, la que nos narra la
infancia de Anakin Skywalker (Jake Lloyd, en un papel muy disputado y que le
trajo muchos quebraderos de cabeza, hasta el punto de abandonar el show business pocos años después y acumular
encontronazos con la justicia) y la amistad que éste entabla con la reina
Amidala (Natalie Portman), siempre vestida como una espantaja (¡ni que fuera
Lady Gaga!), y con dos guerreros Jedi, Qui-Gon Jinn (Liam Neeson) y Obi-Wan
Kenobi (Ewan McGregor). De fondo una batalla intergaláctica, la que mantiene la
mencionada reina con los que intentan doblegar a su pueblo. Samuel L. Jackson,
fan de la trilogía original, logró hacerse con un papel secundario pero
relevante.
La amenaza fantasma hace gala de un
infantilismo absurdo (¿pero no se supone que los fans de las anteriores
películas tenían ya una edad considerable?) y cuenta con un buen puñado de
personajes directamente aborrecibles (el diseño de los mismos deja bastante que
desear y la gran mayoría, con Jar Jar Binks a la cabeza, sólo nos dan dolor de
cabeza). También tiene algunos momentos destacables (la carrera de vainas, la
batalla final…), pero la mayor parte del tiempo resulta un tanto tediosa y,
sobre todo, tan infantil y ñoña que puede llegar a provocar cierta vergüenza
ajena. Y sí, los efectos especiales son impresionantes, pero eso no sorprenderá
a nadie, ¿no?
Lo mejor: La carrera
de vainas.
Lo peor: La de
infancias que ha destruido. Y no nos olvidemos (¡imposible hacerlo!) del
insufrible Jar Jar Binks.
Calificación: 4/10.
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